9. Solo si es contigo

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ANTES DE EMPEZAR, QUERÍA DAROS LAS GRACIAS. 

Desde que ayer colgué mi último capítulo hasta ahora, el número de lecturas se ha multiplicado casi por cinco. Y reconozco que no me lo esperaba en absoluto. No uso mucho las rrss (aunque sé que debería), en buena medida por falta de tiempo. Si alguien ha compartido el enlace de mi historia, desde aquí le doy infinitas gracias. Espero que, si queréis y podéis, sigáis haciéndolo sin reparos (pero como veis, si eso ocurre, es posible que yo ni me entere, xDD). 

Para los que acabáis de engancharos a la historia, suelo subir un capítulo cada día. Y de vez en cuando, como regalo, subo dos en lugar de uno (¡pero no os habituéis!!). Sí trato de responder a todos los comentarios que me llegan, así que no dudéis en escribirme, tanto para comentar como para sugerir cosas o proponer mejoras (sobre todo si os parece que algo es incoherente con los personajes, que me parece importante, así como sobre la redacción). A lo mejor hay algo que os apetece saber, y que yo no he caído en poner o he dado por sentado, aunque la trama la tengo bastante definida.

En cualquier caso, muchísimas gracias a todos, a los que lleváis desde el principio y a los que os acabáis de incorporar, porque sé que todos sentís la historia como vuestra. Lo que empezó dándome un poco de vergüenza, se está convirtiendo en una emocionante aventura con vosotros. Y, sin más preámbulos... ¡Allá vamos!

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Tú me haces diferente simplemente con el solo hecho de existir

Amaia se sentó en la cama. Estaba en la habitación de invitados de la casa de Mario en Barcelona.

Cambiaría lo que fuera si hace falta solamente por verte feliz

Le había costado decidirse sobre qué hacer. Ella no tenía ningún inconveniente en quedarse en un hotel, pero los padres de Alfred no iban a permitirlo, por lo que le insistieron mucho en que se quedara con ellos.

Tanto tiempo esperando una promesa, una caricia, una señal.

A Amaia le había encantado el gesto, pero creía que aún no estaba preparada para enfrentarse otra vez a esa casa, donde estaban parte de las memorias más felices de su vida. Además, la casa no tenía habitación de invitados, por lo que habría tenido que dormir en la de Alfred...

Formas parte de este sueño y yo contigo llegaría hasta el final

Tampoco quería irse a la de Aitana. Ella ya se había involucrado demasiado y no quería que se sintiera obligada a continuar acogiéndola.

Por eso, al final había aceptado la invitación de Mario, aunque era la que menos le apetecía de todas, simplemente porque apenas le conocía. Sin embargo, sabía que todos estarían más contentos si no dormía en un hotel.

Amaia sonrió para sus adentros. Nunca habría aceptado en voz alta que el motivo por el que le daba tanto reparo tratar al representante de Alfred era por desconfianza: su propio representante nunca había estado muy a favor de su relación y, aunque a ella no le había dicho nada, por no meterse en su vida privada, ella lo sabía. ¿Pero qué pensaría Mario de ella?

Así que, después de haberse llevado a los padres de Alfred a cenar algo a un restaurante cercano al hospital, los habían dejado en su casa y, acto seguido, habían ido los dos al piso. Este se encontraba vacío porque, al tratarse del fin de semana, la familia de Mario se encontraba en la masía de los padres de su mujer.

Amaia lo agradeció mucho. No tenía ganas de ver a gente. Nada más llegar se metió en la ducha, y se llevó un buen rato debajo del chorro de agua caliente, intentando destensar su cuerpo.

La imagen de Alfred era lo único que ocupaba sus pensamientos, y no podía dejar de sentir algo de ansiedad por no tenerlo cerca y saber cómo se encontraba.

Te juro que... Nada puede ir mejor. Solo si es contigo. Porque esta vida me lo enseñó. Ya ves, te necesito.

Solo quería echarse a dormir a su lado y que, cuando despertara, toda esta pesadilla hubiera pasado.

Contigo, recorrería el mundo entero contigo. Me pasaría todo el tiempo mirando el firmamento y con tus dedos tapando el sol

Ahora estaba sentada en la cama, con el pijama puesto, aunque sabía que le iba a costar dormir.

Había podido ver a Alfred de nuevo en la visita de familiares de por la tarde en la UCI, sin que se hubieran producido cambios significativos en su estado de salud.

Solo si es contigo. Me perdería en una isla contigo. Caminaría de tu mano y ahora que te tengo al lado, me siento mucho mejor

Ahora bien, después de oírla cantar por primera vez, sí había habido cambios entre el personal de la UCI, ya que alguna enfermera la había reconocido y se había corrido la voz. Por eso, la segunda vez que entró se encontró con miradas curiosas y, a la vez, apenadas. Eso la cohibió un poco a la hora de lanzarse otra vez a cantar, pero de buen gusto lo habría hecho. Sentía como si así pudiera comunicarse con Alfred. A fin de cuentas, la música era su idioma, el de los dos.

Debería estar prohibida tu mirada y tu forma de caminar. Has logrado que mi cuerpo y mi mente ahora vayan al mismo compás

La primera vez casi se había olvidado de por qué estaba allí, con Alfred pasando por aquel trance. Simplemente se dejó llevar, como si volviera a la Academia, a dedicarle sus canciones a él, o él a ella.

Al acabar, varias enfermeras se habían agolpado a la entrada y escuchaban embelesadas, algunas incluso con lágrimas en los ojos. Hasta Mario parecía un poco hipnotizado.

Amaia se había ruborizado, había rozado la mejilla de Alfred por última vez y había salido deprisa, tratando de calmar los latidos de su corazón.

Porque, después de mucho tiempo, ella había vuelto a sentirse "como en casa" cantando. No le importaba nada de lo que pasaba a su alrededor, sólo el contacto de su mano con la de Alfred. Y eso, después de todo lo que había pasado...

Ya no existe en este mundo la manera para separarme de ti. Todo es bueno y es perfecto, claro, si te quedas junto a mí

A Amaia le recorrió un escalofrío por la espalda y trató de apartar esos pensamientos de su mente. El pasado quedaba atrás. Ahora lo importante era la recuperación de Alfred.

Se tumbó finalmente en la cama, con un suspiro, y se puso la mano sobre los ojos. No contaba con dormir mucho esa noche. Sin embargo, tras todas las emociones vividas, cayó en un profundo sopor casi sin darse cuenta.

Y ahora estoy debiéndote la vida, pasando desapercibida mi manera de sufrir. Porque contigo soy feliz...

Y soñó...

Soñó con un futuro alternativo, como en La La Land, en el que ella se iba con Alfred a Los Ángeles, pasaban los años y volvían a su país, ya mayores, como los abuelitos de UP.

Contigo, recorrería el mundo entero contigo. Me pasaría todo el tiempo mirando el firmamento y con tus dedos tapando el sol

Empezaron a mezclarse los recuerdos con el tiempo en el que prepararon Tu canción para Eurovisión, mientras pasado y ficción se entrelazaban en la historia.

Solo si es contigo. Me perdería en una isla contigo. Caminaría de tu mano y ahora que te tengo al lado, me siento mucho mejor

Todo se cortó bruscamente cuando sintió que le tocaban el brazo, y al abrir los brazos vio el rostro de Mario frente al suyo.

Solo si es contigo...

Pegó un salto de puro nerviosismo. La última vez que la habían despertado así, no había sido buena señal...

Te presto mi vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora