El verano había acabado llegando antes de lo que se habían esperado y, aunque seguían trabajando con intensidad en Te presto mi voz, Amaia y Alfred decidieron que era el momento de tomarse unas vacaciones. Y la culpa de que eso ocurriera había sido, en realidad, de Ángela.
Como no había podido estar en Navidades con ellos, había convencido a su marido de que a lo mejor podían trasladar sus vacaciones aquel año a un hotel de la Costa Brava, para estar más cerca de su hermana.
Te digo claro claro, no es nada raro raro. Así se puede amor
-¿Y por qué no os venís con nosotros Alfred y tú, aunque sea una semana? Hace años que no pasamos unas vacaciones juntas –le había propuesto Ángela, con una sonrisa pícara a través de la videollamada-. El hotel que hemos estado mirando está adaptado para personas con las necesidades de Alfred. Hay servicio médico y está relativamente cerca de Barcelona. Además, a Alfred le encanta la playa, creo que habría pocas cosas que disfrutara más que esto...
Aunque Amaia se había resistido a la idea al principio, su hermana había acabado convenciéndola. Era un hotel bastante exclusivo, por lo que probablemente Ángela se quedara sin más vacaciones que aquellas, pero sabía que lo había buscado pensando ellos. Y a Alfred le hizo mucha ilusión cuando se lo propuso. Tanta, que ni siquiera Txus y Alfredo pusieron pegas.
Un mundo enano enano. Estamos mano a mano, solo hace falta el amor. Se puede amor
Así que allí estaban los siete: Ángela con su marido y los tres niños, Amaia y Alfred. Aquella mañana estaban en la piscina: no solían bajar a la playa porque, aunque era privada, la mayoría de los clientes del hotel iban a esa hora, así que ellos lo hacían por la tarde.
Además, como la piscina estaba bastante vacía, Amaia aprovechaba para practicar con Alfred los ejercicios de coordinación y psicomotricidad que se habían comprometido a hacer durante aquellas dos semanas. Y disfrutaban de lo lindo. Dado que la piscina estaba adaptada, no les costaba mucho entrar ni salir, y Amaia acompañaba a Alfred, mientras este trataba de mover brazos y piernas de forma coherente dentro del agua, lo cual no siempre era posible. Lo que sí estaba asegurado eran los salpicones y los juegos, que Alfred, parapetado tras su chaleco salvavidas, era el primero en comenzar. Y Hugo y Javitxu, los mayores de Ángela, tardaban dos segundos en unirse a la diversión, como estaba mandado.
Yo quiero que este sea el mundo que conteste, del este hasta oeste. Y bajo el mismo sol. Ahora nos vamos, y juntos celebramos, que aquí todos estamos bajo el mismo sol
Amaia había salido del agua agotada aquella mañana, y nada más dejar a Alfred en su silla, cerca de la piscina pequeña donde sus sobrinos seguían jugando bajo la atenta mirada de José, se había echado en la tumbona al sol para secarse, al lado de su hermana Ángela. Esta acababa de dejar a Anita en el carro, después de que hubiera comido y se hubiera quedado dormida mientras echaba los gases.
Amaia tenía la intención de echarse una cabezada mientras se secaba, pero, por supuesto, su hermana no dejaba pasar ni media ocasión que tenían para ponerse al día de sus cosas. Y, como estas no abundaban, ya que casi siempre estaban rodeadas por alguien, Ángela no pensaba dejar pasar aquella.
Saca lo malo malo, no digas paro paro. Vale la pena mi amor la pena mi amor
-Hugo y Javitxu están disfrutando de lo lindo –le comentó Ángela, dirigiendo la mirada hacia sus hijos, de tres y cinco años.
Amaia, que tenía los ojos cerrados, los entreabrió un poco y los vio correteando en ese momento alrededor de la silla de Alfred, que emitía diversos sonidos. Por la forma de moverse, ambas entendieron que quizás jugaban al "me ves-no me ves".
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Te presto mi voz
FanfictionFanfic sobre Amaia y Alfred. "El camino a casa" complementa a esta historia. Para la versión con CONTENIDO INÉDITO de TPMV, poneos en contacto conmigo. (Portada by @bluelintes -usuario de tw). Después de varios años, en los que la vida los ha llev...