4. City of stars

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El rato siguiente lo pasó hablando con más gente: sus padres, a los que Alejandro había avisado, y Roi, que estaba intentando abrir hueco en su agenda para poder escaparse al hospital. Con Roi lloró mucho también. Los dos lloraron. A fin de cuentas, Alfred siempre había sido como un hermano para él.

Pero después de colgarle, llegó lo que más temía... La soledad. El tener que enfrentarse a sus miedos, a que de verdad podía ocurrir lo peor y no volvería a ver nunca a Alfred, a hablar con él, a disfrutar de sus extravagancias y locuras, que siempre la habían vuelto loca, de su maldita dulzura... ¡Cuántas veces escuchaba su versión de ese tema acordándose de él! A pesar de que jamás lo habría reconocido... ¿Cómo podía estar pasando esto?

City of stars, are you shining just for me? City of stars, there's so much that I can see... Who knows? I felt it from the first embrace I shared with you... That now, our dreams, they've finally come true.

Toda su historia empezó a pasar ante sus ojos: los castings, la convivencia en la Academia y Eurovisión, que tantas alegrías les había traído... Estaba segura de que su relación había continuado adelante en aquellos momentos gracias a ese proyecto común que les había unido y que lo habían vivido juntos. Eso les dio fuerza en los inicios de sus carreras musicales, que trataron de seguir compatibilizando con su relación.

City of starts, there's something everybody wants, there in the bars, or through the smokescreen of the crowded restaurants. It's love... Yes, all we're looking for is love from someone else...

Al principio todo rodó perfecto.

A rush.

El primer disco de cada uno fue un exitazo.

A glance

Las colaboraciones.

A touch.

Los conciertos...

A dance...

Y el apoyo incondicional de Alfred hacia ella, y de ella hacia él. Siempre se alegraban más del triunfo del otro que del propio. Siempre había sido así, y aún seguía siéndolo, al menos por su parte.

A look in somebody's eyes, to light up the sky, to open the world and send them reeling. A voice that says I'll be here and you'll be alright.

Sin embargo, a ella había empezado a perseguirla "la maldición de la ganadora de OT", como algunos medios lo habían denominado. Los resultados y las críticas de su tercer disco no fueron tan buenos como se esperaba, a lo que se sumó una serie de problemas con la voz. Algunos incluso decían que estaba perdiendo su magia, y desde ahí todo había empezado a decaer poco a poco.

I don't care if I know, just where I'll go, cause all that I need is this crazy feeling. A ra-ta-ta of my heart...

Pero no había sido igual para Alfred. Su sello personal era tan inimitable como inconfundible, y su base de fans mucho más fiel que la de Amaia, que además seguía aumentando a un ritmo frenético. Tanto, que la gira de su tercer disco lo llevó a América Latina. Amaia pudo asistir a los conciertos de algunas de las últimas ciudades, y fue un privilegio que nunca olvidaría. Sin embargo, a partir de ahí también empezaron los problemas en la relación. No porque los hubiera, realmente, sino porque Alfred seguía sin parar, trabajando, componiendo, dando conciertos, pero Amaia entró en un periodo de inactividad bastante acusado.

De vez en cuando la llamaban para una entrevista o una colaboración, pero su vida personal volvió a copar las revistas, sobre todo cuando se tomaba un poco de distancia para tratar de componer (algo que no acababa de dominar), o para visitar a su familia, y Alfred no podía acompañarla. Por su parte, él no podía evitar sentirse mal por ella, pero Amaia no le permitía que pusiera freno a ninguno de sus proyectos por su causa. Se lo había prometido el uno al otro cuando decidieron que tendrían carreras separadas.

Y por eso mismo casi lo empujó a que se fuera a Los Ángeles cuando la discográfica se lo propuso. Amaia en aquel momento acababa de firmar para su cuarto disco, después de dos años de "sequía", y no podría acompañarlo. Aún se acordaba perfectamente del día en que habían discutido sobre si Alfred debía firmar el contrato o no.

Think I wanna to stay...

Ninguno de los dos lloró enfrente del otro, porque sabían que estaban defendiendo lo mejor para su pareja, pero no podían evitar ese peso en el corazón, con un cierto regusto al final de Lalaland. Parecía que estaban destinados a seguir al destino de los protagonistas de la peli que también dio comienzo a todo. Al final Amaia había logrado convencerlo. Luego se habían fundido en un eterno abrazo y habían disfrutado de aquella noche como si fuera la última. Y en cierto sentido lo fue, porque a partir de entonces sus caminos se separaron.

City of stars, are you shining just for me?

Pero Amaia sí lloró pocos días después, cuando él cogió aquel avión. Y sabía que él también había llorado. Era un billete de ida, pero quién sabía cuándo sería la vuelta...

City of starts... You've never shined so brightly...

Eso fue siete años después del concurso, y aún habían pasado otros tres, en los que Alfred se había establecido en Los Ángeles. Siempre que volvía a España lo primero que hacía era abrir hueco en su agenda para estar con Amaia. Y generalmente aquellos días eran los mejores para la pamplonesa. Quizás había desaparecido el ímpetu de los primeros meses. Ambos habían crecido y madurado, pero sentían que la llama seguía viva, y que no tenía nada que ver con los recuerdos del pasado. Pero Amaia se sentía tan sola...

Fue entonces cuando conoció a Alejandro.

Te presto mi vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora