Cap.18

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Llegamos a la casa de Mario. No sabía que vivía solo, él no me lo había dicho, pero está bien, ya que quiso demostrarle a su familia que podía ser independiente. Y por lo visto lo es, tiene muy cuidada su casa.
Un dato de él es que le encanta el orden, pero cuando se tratan de fiestas, no importa si lo hay o no.

—Pues... ¡bienvenidas! Éste será su pequeño, pero cómodo hogar temporal. —nosotras sonreímos emocionadas y lo abrazamos.

—¿Y nuestras habitaciones? —preguntó Millie.

—Vengan. —lo seguimos, nos guió primero a un cuarto, color rojo. Está más que claro que éste será la habitación de Millie.

—¡Es hermoso! —exclamó— ¡Es mío! —yo reí asintiendo.

—Claro que lo es. —dijimos Mario y yo.

—Acompáñame, éste es el tuyo —seguí a Mario.

Abrió la puerta y me enamoré, el cuarto era un tono lila, casi morado.

Lo demás era lo típico, el escritorio, la cama, cortinas, portarretratos, un pequeño sillón.

—¡Es demasiado lindo! —lo voltee a ver— ¡Gracias!

Él asintió y salió dejándome ahí.

Venía algo cansada, por lo que rápidamente acomodé mi ropa en el clóset y después decidí acostarme; me quedé profundamente dormida.

[...]

Desperté ya que Millie y Mario me lo estaban pidiendo, se veían emocionados.

—¡_____! ¡Arréglate! Los amigos guapos de Mario vendrán a recibirnos —con eso que dijo abrí los ojos y ellos rieron.

—Bien, pero fuera de aquí. —ellos salieron y yo me levanté.

Me dí una ducha rápida y después me decidí poner un vestido que me quedaba arriba de la rodilla. Era amarillo claro, estaba discreto y en verdad era lindo.

Me maquille muy poco, me dejé el cabello suelto y me hice unos rollitos y los junte como una cascada.

Me sentía linda, así que así me quedaría.

Bajé las escaleras, me encontré a un Mario sonriente y con un pantalón negro, camisa de mezclilla azul marino, su cabello como siempre, realmente se veía bien.
Mientras que Millie tenía un vestido negro, un poco pegado y estaba más coqueto que el mío, pero que decir, ese no era mi estilo, pero me gustaba como se veía en ella.

—Te ves muy linda. —dijeron al unisolo, reí leve.

—Gracias, ustedes se ven geniales —les guiñe un ojo y rieron.

Escuchamos el timbre.

—Llegaron los chicos —dijo Mario— Si no les dije... Son cinco.

Millie y yo nos quedamos viendo, ella se emocionó, pero yo no tanto como ella.

—¡Mario! —exclamó una voz masculina, se escuchaba demasiado varonil.

—¡Christian! —saludó Mario.

Christian entró, tenía cabello rubio, se le veían pocas pecas, camisa negra, dejaban apreciar sus músculos. Y un short azul marino.

—Christian, ella son ____ y Millie —nos presentó.

—_____ —dije refiriéndome a mí literalmente.

—Millie. —ella sonrió coqueta y el chico le devolvió esa sonrisa.

—¿A caso soy el primero? —pregunto el chico, algo sorprendido.

—Sorprendente, pero sí. —dijo Mario y ellos rieron.

Por Fin Eres Mía. (Chandler Riggs Y Tú) HOT. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora