—Los directivos han permitido esta ceremonia en honor a Danielle Dust y Nicoleta Ardelean, además de los chicos que se encuentran desaparecidos. La policía ya se encuentra detrás de todo esto, sólo esperemos que nuestros jóvenes vuelvan a salvo y Dios se apiade del alma de... la persona detrás de esta causa tan despiadada y poco fundamentada —finalizó el director y bajó hasta los bancos.
—Amén —vociferó la parroquia completa.
Frente a la imagen de una mujer con un pañuelo largo entre las manos, se encontraba la fotografía de Ardelean, con su cabello lleno de iluminaciones a la moda y una sonrisa a juego con su brillo labial. En el otro extremo, delante de un santo, se encontraba la fotografía de Danielle, quien había puesto de moda las sombras de ojos azules durante el verano.
Fueron una gran pérdida.
Habían pasado un par de días desde la última vez que Dráck se presenció, pero el cuerpo de Nicoleta había aparecido. Pasó justo después de que Danielle muriera: la escuela estaba hecha un desastre. Con estudiantes histéricos corriendo de un lugar a otro, monjas intentando inútilmente mantener a raya al gentío y los más cercanos a la porrista queriendo tirar el lugar, hasta que indicaron a los jóvenes que fueran a la sala de conferencias para esperar que avisaran a sus padres y a la policía de lo ocurrido. El problema ocurrió cuando el cuerpo nauseabundo y descompuesto de Ardelean invadió las fosas nasales y la vista de cientos de chicos susceptibles, que la encontraron sentada en la primera butaca de la sala con un agujero en el pecho.
—Danielle era un ángel. —era su madre quien hablaba ahora en el estrado, en dirección del cuerpo estudiantil—. Amaba a su familia, y bailar...
Todos creyeron que el relato sobre su hija continuaría con ella parloteando sobre lo perfecta que era, hasta que se quebró en cuanto vio en varios rostros el desinterés y la incomprensión. Fue cuando dijo lo que realmente quería:
»¿Cuál fue su pecado? —continuó, pero en esta ocasión su voz se escuchaba distinta, rencorosa—: ¿Ser bonita o popular? ¿Por qué no votar por la parvada de idiotas con la que estaba Danielle? ¿Por qué no ese chico, Razvan o la otra chica, Funar? ¡El del video habló de apariencias! ¡Su error fue no saber interpretar, huecos!
—Señora Dust, baje por favor. —Antonescu la tomó del codo y ella se soltó con brusquedad.
—¡Ustedes la mataron! —gritó al micrófono con los ojos inyectados en sangre—. ¡Mataron a una inocente! ¡Asesinos! —continuó, mientras Antonescu junto a un maestro la bajaron del estrado. Su berrinche rozaba la histeria.
Cerca del podio, se encontraba plantada la madre de Nicoleta Ardelean de brazos cruzados, con la mirada impasible sobre el escándalo. A su alrededor no pudieron distinguir si se encontraba abochornada o ausente. La escena no pareció afectarla.
—Nos lamentamos por el inadecuado comportamiento de la señora Dust, pero la ceremonia debe continuar. —Todos, incluida la madre de Ardelean miraron a la hermana Narcisa, como era común cuando ella hablaba. Siempre se debía escuchar a Narcisa.
Valentín se apretó el puente de la nariz. En tan poco tiempo todo parecía empezar a ir cuesta abajo. Ella lo sabía, Clover sabía aquello que le había perseguido durante toda su vida en Francia. Descubrió que era un pecador, un depredador con una necesidad abominable, pero él no sabía qué era lo que Clover Funar ocultaba.
—Si esa pobre mujer supiera que todo fue arreglado —murmuró Mihaela junto a él.
—¿Eh? —La miró, confundido.
—Habla sobre las votaciones —explicó Jade pasando una mano por los bellos de su nuca—. ¿Recuerdas que las publicaron en el periódico escolar?
El joven asintió, aún confundido.
—Razvan era a quien iban a matar, no a Danielle. —Lo miró como si fuera obvio—. Pero su mejor amiga trabaja para el periódico escolar. ¿Coincidencia?
—Sí —contestó Vasile, burlesco.
El padre continuó con la ceremonia, citando de la biblia, pero para Valentín lo que le contaban le resultaba más interesante.
—Pero entonces todos deben saber que fue ella quien lo público... No entiendo —dijo, sin embargo, Vasile le interrumpió.
—¿Acaso el mundo sabe que eran amigos? Razvan no es amigo de nadie, salían en secreto. Esto que te estamos contando en una primicia, Lassere.
—Pero, ¿y el periódico escolar? —preguntó.
—Lo cerraron por negligencia y a los que participaban les castigaron —contestó él.
—Pero, ¿sabes que los fondos que eran para imprimir los periódicos los invertirán en las canchas? —indagó Jade—. Jugar Oina aquí era una mierda, ahora será mi excusa para saltarme la hora de misa.
—Han dejado el diario de Clover bajo mi pupitre —soltó Valentín y los tres jóvenes le miraron como si les hubiese dicho el nombre del mismísimo Dráck.
—Él diario de Clover —musitó Vasile—. ¿Hablas del diario que nunca suelta y que nunca le ha dejado leer a nadie? ¿Te lo dejó? Nadie más que ella lo toca, así que nadie más que ella te lo obsequió.
Valentín quiso preguntarle algo, pero de sus labios no pudo salir palabra alguna.
—Necesito hablar con la chica del periódico —soltó sin más, levantándose de su asiento y corriendo a la salida.
[xx]
El joven metió las manos en los bolsillos de su abrigo y suspiró derrotado al saber que no llegaría. Hizo a un lado su cabello largo hasta un poco por encima de la barbilla y giró sobre sus talones para irse a su casa.
—¿Qué quieres, Valentín? Sabes que estaré en problemas si no me ven en la biblioteca —escuchó tras de él y paró en seco.
Su cabello dorado hasta un poco por debajo de sus hombros se encontraba suelto, su piel con aquellas mejillas sonrojadas que la caracterizaban.
—Clover lo sabe —contestó y la vio entreabrir los labios—. Sabe lo nuestro.
—¿Cómo... ¿Cómo es posible? —musitó ella, empezando a hiperventilar. Tambaleó un poco, provocando que él se acercara para ayudarla a mantenerse de pie.
—Annette, escucha, te amo, ¿vale? No importa nada más, te prometí que aunque hubiera acabado te protegería siempre. Lo prometí. ¿Lo recuerdas? Anne, Anne. —Tomó asiento junto a ella en el suelo de la calle de atrás de la escuela para señoritas.
—Val, somos monstruos —jadeó ella, con la mirada perdida.
Él la tomó de las mejillas.
—Monstruos ellos por no dejarme quererte —soltó y la besó en los labios por primera vez en meses—. Somos gracia y valentía. —Sonrió.
La neblina y la maleza fueron los únicos que espiaron aquel romance tan extraño como condenado y prohibido. Luego lo hizo la lluvia junto a la noche en cuanto ninguno de los dos pudo levantarse.
Nuevas heridas habían sido abiertas, y con ellas, un antiguo secreto de sangre.
N/A: ¡Así que ya saben lo que ocultan Val y Anne! ¿Lo esperaban? ¿Qué piensan al respecto? Los leo.
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Confusa tragedia
Mystery / Thriller|CORREGIDA| Ambientada en Rumanía durante principio de los noventa, Confusa tragedia es un thriller psicológico que relata cómo un colegio ortodoxo recibe videos en los proyectores de sus aulas por parte de un asesino de estudiantes que se justifica...