Solo corría siendo acompañado de la neblina y una sensación extraña en su pecho. Quería gritar o no detenerse jamás. Arrullarse en un rincón y llorar hasta quedarse dormido, pero en cambio solo corrió, incluso cuando sintió que el aliento salía sin compasión de su boca y los pies empezaban a arrastrarse con cansancio. No supo en qué momento sus mejillas se humedecieron y reconoció aquel particular sentimiento: el miedo que salía por sus poros.
Cuando estuvo frente a su casa se limpió el rostro, tiró todo el contenido de su mochila para buscar las llaves y luego lanzó la mochila al suelo también. El interior de la casa se encontraba más helado que el porche, siempre fue así, recordó él con amargura.
—¡Dorian! —gritó subiendo las escaleras con el rostro teñido de rojo—. ¡Dorian!
Miró en el interior de la sala, la cocina y cuando subió a la segunda planta se paró inmóvil frente al estudio. Nadie podía entrar al estudio de Dorian mientras estuviera trabajando.
Giró un poco el pomo con indecisión y abrió la puerta.
—Dorian —musitó con tono brusco y el hombre levantó un poco la mirada del lienzo frente a él.
—Oh, eres tú el del escándalo. Sal de aquí. Estoy trabajando. —Señaló hacia la puerta, pero Valentín hizo caso omiso.
—¿Por qué hacerme creer que era un monstruo? —preguntó el muchacho, con verdadero rencor en su voz.
—¿De qué hablas, Belmont? Deja el numerito y sal antes que te pateé el trasero.
—¿Por qué ocultarme que era adoptado, Dorian?
—¿De qué diablos...
—¡No, maldición! ¡No! ¡Deja de mentirme, joder! ¡Estoy harto! —gritó antes de dar un golpe contra el escritorio, lo que provocó que el hombre le diera una mirada que lo asustó.
—Lo que tenías con Annette Marie no tenía pies ni cabeza y tampoco iría a ningún lado. Fue un capricho y yo se los quité.
Valentín se clavó las uñas en las palmas de las manos.
—¿Sabes por qué ya no vendes cuadros? —cuestionó acercándose a él, pero antes que pudiera verlo venir, el hombre lo estampó en la pared con brusquedad, aprisionándole el pecho con las manos empuñadas, manchando su uniforme de pintura. Eso no le impidió continuar hablando—. Por la misma razón que mamá ya no puede verte, Anne te odia y yo te tengo tanto miedo. Tú mismo nos has repetido que el arte tiene que hacernos sentir algo para ser bueno, pero lo que pintas está muerto y pretendes que todos en esta casa nos pudramos como tú.
—Me lo debes todo —farfulló Dorian, apretando su agarre.
—Me lo quitaste todo —soltó Valentín de vuelta—. Pero tengo malas noticias: nunca seré como tú.
No supo de dónde sacó el impulso ni la fuerza para soltarse del pintor y mientras ambos se miraban supo qué había en los ojos de Dorian. Claro que al principio no pudo reconocerlo; Dorian no era de los que demostraban miedo.
Dio un par de golpes al aire, e incluso recibió más de los que alcanzó a contar, pero tenía a su padre contra el suelo mientras apretaba su cuello con fuerza y empezó a escuchar el sonido de su garganta ahogándole. El hombre intentó tirarle del cabello, pero Val no se detuvo.
—Valentín —susurró Anne a sus espaldas.
—Vete, Annette —masculló entre dientes.
—¿Irás a la cárcel por él? ¿Les harás creer que eres Dráck? O peor, acabarás deformándolo como a Adrian.
Y el joven se detuvo, jadeante y lleno de manchas carmesí. Contempló a su padre quebrándose de dolor mientras acariciaba su garganta con las manos decoradas de anillos, pintura y sangre.
Miró a sus manos con temor y arrepentimiento, mientras el hombre le clavaba esos fríos ojos que tanto conocía.
—¿Lo ves? Eres repugnante —musitó Dorian con la voz ronca—. Largo de mi casa.
Valentín se puso de pie y salió de la habitación. Los recuerdos de haber sido violento en el pasado le vinieron de golpe. Bajó nuevamente la mirada a sus manos ensangrentadas y se detuvo.
Quizás entendía cierta parte de la filosofía de Dráck: los cuervos eran hipócritas.
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Confusa tragedia
Mystery / Thriller|CORREGIDA| Ambientada en Rumanía durante principio de los noventa, Confusa tragedia es un thriller psicológico que relata cómo un colegio ortodoxo recibe videos en los proyectores de sus aulas por parte de un asesino de estudiantes que se justifica...