|CORREGIDA|
Ambientada en Rumanía durante principio de los noventa, Confusa tragedia es un thriller psicológico que relata cómo un colegio ortodoxo recibe videos en los proyectores de sus aulas por parte de un asesino de estudiantes que se justifica...
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Sus ojos eran aterradores. Dos esferas negras que observaban al grupo de jóvenes que le devolvían la mirada, pero asustados. Arlet se puso de pie, con el rígido cadáver yaciendo a sus pies, pero dándole la espalda a la cámara.
—Theodor abusó de cinco chicos hasta la fecha. Provocó que dos se suicidaran, otro se volvió drogadicto, hizo que Razvan se convirtiera en el chico malo y que Dráck cobrara vida —ya no les hablaba a ellos, e incluso su porte era distinto: más rígido. Se dirigía a la cámara a pesar de no mostrar su rostro, quizás porque Dráck no necesitaba uno. Solo necesitaba enseñarles lo que había visto—. Ortodox lo transfirió a un lugar donde cobró dos de sus víctimas, pero nadie hizo nada para detenerlo. Hasta ahora. —Se acercó a la cámara, cortó el video y la colgó en su cuello—. Ahora solo queda cortarle las manos y enviárselas a la escuela. Sí, algo simbólico. Hazme un recordatorio, Anthea —dispuso subiendo las escaleras de la piscina.
Tomó una botella tzuika que había dejado en el suelo e hizo una mueca al darle un trago.
—Todo está en dejar un mensaje claro, chicos —les dijo al analizar sus ojos—. No importa lo mucho que trabajen. Lástimosamente, si es muy enrevesado la mayoría no puede utilizar sus dos neuronas para entenderlo. Así que tiene que ser contenido para todo púlblico; con mucha sangre, por cierto. Aman la sangre.
Jade mordió el interior de su mejilla, apretando el brazo de Vasile con fuerza.
—Durante meses fantaseé con cortarle la garganta a Basco —confesó—. Pero sabía que no solo terminaría matándolo a él.
—Gracias por el consejo, Jadelie, pero hice lo que no te atrevías. De nada. —tomó el arma de las manos de Anthea y la ayudante se puso tras él.
Entonces, tomó por sorpresa a todos al dispararle a Valentín en la pierna.
—¡No! ¡No! —increpó Clover al escucharlo gritar y caer al suelo. Se tumbó junto a su hermano y extendió las manos encima de la herida, sin saber qué hacer.
—Oh... Maldición —musitó Jade cubriendo su boca con la mano, en lo que Clover gritaba.
—Ni lo intentes. —Sonrió Arlet, mirando cómo Vasile apretaba las manos a sus costados
Valentín gimió de dolor, mientras su hermana le acariciaba el cabello.
—Tu... Tu suéter. —El joven señaló su pierna—. En la-a herida.
Ella hizo lo indicado, viendo cómo la sangre empezaba a brotar y a manchar la ropa sin detenerse. Intentó hacer un nudo y presionar con las manos temblorosas cuando Valentín susurró:
—Acaba con esto.
Clover asintió, viendo cómo el rostro de su hermano empezaba a perlarse por el sudor. Le dio un beso en la sien antes de ponerse de pie para encarar a Dráck.
—¿Eso era necesario, Arlet? —le preguntó.
Él se encogió de hombros con desinterés.
—De los peores, Clover, ¿cómo puedes arruinarle la vida a alguien y vivir como si nada? —contestó con naturalidad.