Confusa tragedia

XXIII- Secretos

Annette no entendía lo que estaba ocurriendo.

—Pero... ¿Desde hace cuánto sabes todo esto, Valentín? ¿Mellizos, de qué hablan? —preguntó, sintiéndose aislada de la verdad por parte de ambos.

—Ser o no hermanos no cambia nada, Anne —contestó Val.

—Lo cambia todo —soltó ella y miró a Clover—. ¿Cómo lo supiste tú?

—Yo siempre lo supe. Desde pequeña sabía que era adoptada y que mi hermano había sido dado a una familia francesa que necesitaba a un niño para arreglar un matrimonio.

Valentín sonrió con amargura y Clover continuó:

—Tenían a una bebé, pero querían un niño y bueno, yo siempre intenté estar al tanto de ti, Val, pero, ¿cómo saber si querrías saber sobre mí con una familia de ensueño? Cuando me enteré que volverían a Rumanía, Nicoleta me convenció que era cosa del destino así que durante mucho tiempo intenté poder cruzarme contigo, pero... Me equivoqué una vez y ahora me persigue.

—¿Qué tanto estás metida en esto, Clover? —interrogó Valentín.

—Tanto que me ahoga —confesó ella—. Pero, ¿cómo te callas la violación de tu mejor amigo y luego le echas la culpa por haberse vuelto loco?

Annette la miró, confundida.

—Asesinó a tu amiga —musitó.

—Justo después que ella amenazara con contarle al mundo lo que era.

Todo cobraba sentido una vez más. Claro que Nicoleta no había sido escogida al azar. Ella detonó el desastre sin siquiera saberlo.

—Nicoleta era mi amiga e hizo mucho por mí, pero nunca fue perfecta. Estaba enamorada de Arlet; así se llama mi amigo de la fotografía, pero odiaba que fuera gay. Odiaba que él no pusiera su atención sobre ella y culpaba a la violación por... Desviarlo, como decía. Según ella arreglaría su "problema", pero de pronto él perdió el control, me llamó llorando. Me contó de un video que había hecho... —Se detuvo para tomar asiento en la cama—. Se excusó con que había alguien que cambió su visión por completo. Que la sociedad era un asco y que debía probar algo.

—¿Dónde está él, Clover? —cuestinó Val.

—Quizás fuera de la ciudad, o del país. Lanzó una navaja frente a los pies de Razvan, me miró a los ojos y... Se despidió. Imagino que Razvan estará en comisaría contándoles hasta el último detalle, pero yo... Yo necesitaba contarte primero.

—¿Por qué solo irse? —preguntó.

Clover explicó que suponía que asesinarla a ella y Razvan rompería con la armonía de su trabajo, después de todo, los cuervos con verdaderos escándalos eran los que le habían dado algo de visión a su masacre.

—¿Qué es Arlet, realmente? Tú... Lo conoces bien —dijo Annette—. ¿Qué tan loco está?

—Ama su arte. Todo de él. Cada parte. No es nada más.

Valentín hizo una mueca.

—Cómo detesto a los artistas.

[xx]

Al día siguiente, la escuela católica ortodoxa era un caos. Padres de familia continuando una extensa fila de adultos enfadados. Estudiantes queriendo espiar las conversaciones de los mayores. Rumores por todas partes, periodistas, dos sobrevivientes de Dráck siendo interrogados en comisaría...

—Entonces las clases serán suspendidas en lo que resta del mes y volverán a ser retomadas durante vacaciones de invierno. Reconozco que no suena justo, pero debido a las circunstancias...

Valentín volteó la mirada una vez más al pupitre vacío de Clover. Tenía tantas dudas acerca de ella. ¿Por qué confiarle todo eso? ¿Dónde estuvo todo este tiempo?

Había llegado para confundirlo acerca de todo lo que sabía y ya no había vuelta atrás. Su curiosidad siempre le haría preguntarse sobre su origen, sus padres tratando de ocultarle la verdad. Anne y todo lo que los involucraba y le carcomía en el pecho, se derrumbaba ante sus ojos. Nunca hubo lazos de sangre, nunca hubo un pecado al que temerle.

Claro que no tenía ánimos de escuchar cuándo se retomarían las clases. Todo a su alrededor se hacía pedazos.

—Clover... Me llamó anoche, Val —susurró Vasile junto a él, acariciándose los nudillos púrpuras, producto de los pisotones por parte de Narcisa—. Nosotros nunca supimos nada acerca de que fueran hermanos, si es lo que quieres saber.

Valentín se encogió de hombros.

—Nunca lo creí.

—Estoy algo preocupado. Jade llegó a mi casa llorando durante la madrugada, todo esto la afecta demasiado.

—Lo siento, Vasile. Sé lo que Jade significa para ti y créeme que entiendo lo difícil que debe ser estar enamorado de alguien que está... Herido.

Vasile apretó los labios en una fina línea, pero no lo contradijo, en cambio esperó a que continuara.

>>Una de las razones por las que nunca peleé por Annette fue porque era tan volátil como Jade. Necesitaba que nuestros padres cuidaran de ella, no podía quitarle eso.

—¿Cómo... le sacas a alguien todo ese dolor? —susurró Vasile.

—No puedes. Porque no se trata de hacerla reír y ser bueno con ella. Fue después de meses de terapia que Anne volvió a mirar una revista de Vogue.

Vasile bufó.

—Pero ella es tan terca... Val, estoy asustado.

—Entonces levántate —dijo antes de tomar su mochila y ponerse de pie.

Él también tenía mucho por hacer.

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