Esta mañana fue igual de monótona que las otras. Mi hermana comiendo su cereal, mi padre con su taza de café, mi manipuladora madre preparando su avena diaria y yo una simple manzana; no desperte con mucho apetito que digamos.
Se que debería seguir con la dieta de la nutricionista pero no tengo hambre, fácil y sencillo. Mi madre y la nutricionista no pueden controlar mi estomago, aunque en verdad creo que ese es su trabajo, me refiero a la nutricionista no a mi madre. Mi estomago es lo que podría decirse el mejor almacen de comida chatarra porque aunque mi madre me diga que tengo que comer saludable, eso me vale un pepino. En el colegió siempre consigo comida chatarra como las hamburguesas, pizza y toda esa comida deliciosa y por eso también estoy como estoy. Miro mi no tan delgado abdomen. Si, creo que debería hacer ejercicio pero luego recuerdo que es mejor dormir y se me pasa.
Me rio ante mi pensamiento y mis padres se vuelven a verme, algo que me parecía raro que no hubieran hecho ya.
–¿Solo eso comerás? –pregunta Lyla. Asiento–. Por lo menos un vaso de yogurt para acompañar ¿No crees?
–No tengo mucho apetito madre –mi madre me da una cara de disgusto, algo que ya me esperaba.
Ruedo los ojos. Vamos, no me va a controlar toda la vida ¿O si? De solo pensarlo un temblor me recorre todo el cuerpo. ¿Y qué hablar de mi padre? Es igual a ella solo que con menos palabras, almenos eso si me agrada de él. Que no me este echando todo en cara aunque piense igual que mi madre ¿O acaso creen que no me ha dado una cachetada al igual que mi madre? Claro que lo ha hecho y duelen mucho más.
–Keitlyn –hablando del rey de roma–. Mañana por la tarde iras a la empresa. Yo te llevaré y veras todo lo que desempeñamos.
–Padre, pero mañana Melody tiene clase de atletismo. No quiero que pierda una clase por mí ¿Puede ser otro día?
–No –su voz suena firme y maquiavélica–. Tu madre la llevará, ayer lo estaba hablando con ella –mi madre asiente y no se porque presiento que ella no esta de acuerdo con llevarla. Aunque hablando en serio a Lyla no le gusta nisiquiera hablar de las clases de Melody ¿Cómo estaría de acuerdo con llevarla?–. Así que preparate porque mañana conocerás la empresa McGavern.
Vaya. Cuando creía que mi suerte había mejorado. Ayer luego de que dejará a Jake y me fuera a sentar sentía un fuerte dolor de cabeza así que descanse un momento los ojos cuando los volví a abrir la pequeña Melody ya estaba frente a mí, lista para irnos. Ya en casa mis padres discutían así que decidí llevar a Melody a su habitación para que hiciera lo que sea mientras la discusión de mis padres cesaba. Aún no se porque siguen juntos si no se toleran y no pueden decir que por mí, porque es mentira. ¿Por Melody? Es bastante probable, ella es su princesa y supongo que no quieren que le suceda lo mismo que les ocurrió a ellos de pequeños con mis abuelos. ¡Vaya! Que rápido cambian las cosas. El día de ayer creía que mi vida había mejorado pero resulta ser que no es así y más aún con esto.
Salí de mi ensoñación y fui directo a mi habitación para coger mi mochila y emprender camino al colegió.
El camino fue igual de silencioso. Primero pasamos dejando a mi hermana en su colegió y luego a mí, en el "mejor colegió del mundo" según la mentalidad de mis padres. Me despedí e ingresé al colegió.
Cuando entré al salón había demasiado alboroto pero preferí simplemente irme a sentar. Hoy no tengo ganas de ver las locuras de mis compañeros.
–¡¡Keit!! –entorno los ojos. Genial un día me dejan valiendo y al otro vienen como las mejores amigas del mundo. Arqueo una ceja–. Te pediremos disculpas pero antes tenemos... Corrección, debemos decirte algo.
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El asistente de mi padre
Teen FictionElla siempre tenía mala suerte en todo lo que ocurría. Apenas empezaba a vivir su adolescencia y ya tenía desilusiones, tanto amorosas como familiares. Pero algo cambiará su vida y le permitirá conocer algo que no solo se basa en problemas, desilusi...