5. "Charlas y ¿Jason?"

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-¡¡Keitlyn Jenna McGavern Park sal de allí en este mismo instante!!

¿En qué lio me he metido?

-¡Keitlyn! -vuelve a repetir mi madre-. Sal y disculpate. No seas una cobarde y sal de ese armario en este mismo instante.

Trago grueso.

-¿Puedo disculparme desde aquí? -pregunto con cautela sin abrir.

Me encuentro en una posición no tan cómoda, ya que el armario es algo pequeño para mi tamaño pero por lo menos me protege de las amenazas del exterior.

-¡Claro que no!

No quiero salir. Tengo miedo... Bueno no tanto pero si no quiero ver la cara furiosa que pondra mi madre por "mi ataque" como lo llama el tonto de Nathan.

*Flashback*
Ingresamos a mi casa y mi madre va directo a la sala para acomodar todo.

Nathan avanza con total seguridad como si esta fuera su propia casa. Yo lo sigo solo por si acaso, no quiero que vaya a robarse algo, aunque dudo que lo haga ¿O acaso se atrevería a robarle a su propio jefe? Claro que uno nunca sabe.

Por alguna razón mi vista se dirige a su trasero, el cual puedo apreciar con total libertad, ya que esta caminando justo frente a mí. La verdad tiene un buen trasero y se puede distinguir perfectamente gracias al pantalón de vestir que esta usando.

Nathan se vuelve a verme.

-¿Sabes? Entiendo que sea atractivo pero ¿Es en serio? ¿Babeas por mí? Es algo asqueroso ¿No lo crees?

Llevo mi mano a mi boca que esta entreabierta y efectivamente estoy babeando. Me limpio con mi mano y cierro mi boca. Nathan tiene una sonrisa arrogante en el rostro.

De pronto veo como se acerca a mi rostro poco a poco, dirigiéndose a mi oido.

-Por cierto, cura tu labio inferior. Lo mordiste demasiado y te heriste -me susurra y se aleja para darse vuelta e irse a la sala junto a mi madre.

Toco con cautela mi labio inferior y al tener contacto con él siento un pequeño dolor. Voy directo a un espejo y puedo ver perfectamente que tengo herido mi labio inferior ¿Cuándo lo mordi?

Voy a la cocina por un pequeño hielo y lo posiciono en mi labio. Conforme pasan los segundos mi labio se duerme por lo frío del hielo. Vuelvo al espejo y veo que ya casi no se nota.

Suspiro. Voy a la sala donde solamente esta Nathan con la pierna cruzada, la vista la tiene perdida en la nada.

Carraspeo llamando su atención. No pienso quedarme así ante su burla, me las pagará.

Se vuelve a verme y rueda los ojos.

-¿Qué quieres ahora? ¿No te basto el tiempo en el que me viste el trasero? -sus palabras hacen que me sonroje y lo mire furiosa.

Suelto una risa seca- ¡Ja! ¿Sabes? Siempre supe que eras un simple chico egocéntrico que siempre busca ser el mejor, aunque hablemos claro no lo eres. Seguramente te has acostado con todas las chicas de la empresa-frunce su ceño-. Aparte ¿Tú crees que yo escogí modelar contigo? Por favor, ni en un millon de años lo haría ¿Me escuchaste? Nunca.

Al ver su rostro siento un remordimiento por todo lo que dije. Me pase de la raya, eso se nota.

-Nathan, yo...

-¡Callate! -espeta furioso interrumpiéndome-. ¿Tú crees conocerme? Vamos muñeca, tú no me conoces -frunzo el ceño ¿Acaba de llamarme muñeca?-. ¿Crees que yo soy egocéntrico? Mirate a ti, te crees la mejor en todo ¿No es así? Dejame decirte que no lo eres ¿O acaso la mejor insultaría a alguien sin conocerlo? Así que mira muchachita, nunca vuelvas a juzgarme porque creeme, no me conoces, no conoces todo lo que he vivido y tú -me mira de pies a cabeza. Lágrimas hacen que mi vista se nuble-. Seguro que solo conoces la comodidad y todo lo que quieras con un simple chasquido lo obtienes.

El asistente de mi padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora