Eran las 11:50 de la mañana de un lunes. Mis amigos siguen en el colegio y yo aquí, en un sofá, aburrida y sin nadie con quien platicar por el momento.
Si, los chicos siguen asistiendo al colegio y yo muriéndome de aburrimiento en la casa. No sé ni como salvaré el año, si ya casi se acaba el año escolar, la proxima semana iniciarán los examenes finales y saldran por fin de vacaciones.
¿Y qué hay de mí? No he asistido al colegio por cuatro meses y medio y así ya no puedo pasar grado, a menos de que vaya a una escuela de verano que por como me han contado es muchísimo más pesado que un colegio normal.
–¡Hija! ¿Quieres almorzar ya? –preguntó mi madre desde la cocina.
–No, aún no. Tal vez después, aún me siento llena de los alfajores que papá trajo ayer –dije sobandome la pancita.
Darches viene a mi lado y se sube al sofá junto a mí. Lo empiezo a acariciar y ronronea con mi tacto.
–Eso te pasa por andar de golosa. ¿Qué te he enseñado yo? No es bueno beber demasido del río porque puedes resbalar y ahogarte.
Utilizó la misma metáfora de siempre, la del rio.
Si, mamá –entorno los ojos.
–No me tuerzas los ojos a mí señorita -dice mi madre con las manos en la cintura–. ¡Y baja a ese gato de allí! ¡Va a ensuciar el sofá!
–Se llama entornar los ojos o ponerlos en blanco, no torcer –le corrijo a la vez que bajo al pequeño gato para que se vaya a la habitación de Melody, donde se encuentra casi todo el día.
–Ese gato me va a sacar de quicio–susurra para si misma–. No me interesa como se llamé, no lo hagas. Se te van a trabar los ojos, allí te quiero ver –me dice ya en voz alta y en la misma posición de antes.
–Si, como sea. ¿Cómo es que soportas pasar toda la mañana aquí en la casa, sin hacer nada? –lloriqueo.
–Primero. Yo no paso toda la mañana aquí, por si no lo recuerdas tengo un trabajo. Y segundo, ¿Quién te ha dicho que no hago nada?
–Ah si, lo olvidaba. Eres una mujer ocupada –digo levantando los brazos de manera dramática.
–Ya deja de jugar y ven a comer, no me interesa que te sientas llena, debes comer.
–Está bien, ya voy.
Me levanto del sofá y camino directo al comedor de la casa con mi madre pisándome los talones.
–¿Qué quieres comer? –pregunta acercándose a la mesa y ordenándola un poco.
–¿Puede ser ensalada? –mi madre queda estupefacta.
–¿Tú, Keitlyn McGavern quieres ensalada? –se ha quedado estática.
–Si, ¿Qué tiene de malo? –digo sentándome en la silla más cercana.
–Es que tú no comes ensalada a menos de que yo te obligue a hacerlo.
–No tengo mucha hambre –me encojo de hombros.
Me prepara el almuerzo y me como todo lo que hay en el plato, que no es mucho.
Subo a mi habitación a revisar mi teléfono y ver si hay algún mensaje de mis amigas, a la vez verifico si Darches está en la habitación de Melody, en lo cual tengo razón, allí se encuentra. Curiosamente acerte esta vez con los menajes también, sin embargo no es bueno que digamos el mensaje.
Sasha✌: Hola Keit. Hoy no vamos a poder ir a visitarte, debemos hacer un trabajo para entregar mañana, ya sabes lo dejo el profesor de lingüística. Lo lamento tanto, te lo compensaremos, bye cuidate ❤
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El asistente de mi padre
Novela JuvenilElla siempre tenía mala suerte en todo lo que ocurría. Apenas empezaba a vivir su adolescencia y ya tenía desilusiones, tanto amorosas como familiares. Pero algo cambiará su vida y le permitirá conocer algo que no solo se basa en problemas, desilusi...