No puedo creerlo. Simplemente, no puedo.
–Puedo explicarlo... –dice Nathan.
–Si, seguro puedes hacerlo pero que yo lo entienda será más difícil –digo pasmada por lo que presencio.
–De hecho, es divertido... –suelta una pequeña risa y yo hago una mueca disgustada–. Bueno, no es tan divertido.
Quisiera decir que es divertido, vaya que si. Lamentablemente no puedo afirmar algo que no es así, al menos en estos casos.
Sería divertido si lo hubiera encontrado vestido de Santa o algún elfo, pero nunca imaginé el encontrarlo en una situación peor.
–¿Qué tal si hablas ya y así seguimos más pronto lo que ya habíamos comenzado? Creeme que hasta a mí me estás molestando –dice la rubia que está al lado de Nathan tapándose con los brazos la parte expuesta de su cuerpo.
Y esto, es una prueba de que la situación no es para nada graciosa.
–No, no le creas. No iniciamos nada ni continuaremos algo porque nunca hubo "algo". Lo juro por mi vida –trata de tomarme de las manos pero yo me suelto.
–¿Qué tal si empiezas ya? Así nos ahorrariamos muchas cosas, además aún tengo cosas que hacer –me cruzo de brazos.
–Bien –toma una respiración profunda y la suelta–. Ella vino por sorpresa, no sabía que iba a venir...
–¿Quién es "ella"? –digo enfatizando la última palabra.
–Clair Monroe para servirte, cariño –finge una sonrisa y yo ruedo los ojos.
–Es una ex-compañera del trabajo y quiso venir a visitarme por navidad, ya que fuimos amigos cercanos hace tiempo.
–MUY cercanos –me guiña un ojo la rubia.
–En fin, eso fue del pasado y no me interesa que haya sucedido. Me importa mi presente y tú estás en él.
–¿Podrías ir al grano? –le exijo perdiendo la paciencia e ignorando su último comentario.
–Ella vino y yo no tenía idea, hablamos un poco y de pronto se me abalanzó, te juro que me tomo por sorpresa y tarde en reaccionar...
–Claro, eso explica porque ella está solo en sujetador y tú con la camisa desabotonada –digo incrédula.
–Dejame terminar. Tardé en reaccionar y ella aprovechó para quitarse la blusa y empezar a desabotonar la mía –arqueo una ceja sin creerle ninguna palabra que sale de su boca–. Fue muy rápido, intenté zafarme de su agarre sin lastimarla y eso, y así fue como nos encontraste en esa posición. Yo estaba intentando zafarme de ella.
–Perdón que me entrometa pero, ¿te importa más el hecho de lastimar a una ex-amiga que separarla rápidamente sabiendo que no está bien porque tienes una novia que se supone amas? –le pregunta Joe, había olvidado que estaba junto a mí–. Porque creeme que yo preferiría lastimar a la chica.
–¿Tú, lastimarme a mí? ¡Ja! ¡Chiquito, la que lastimaría aquí soy yo! –se mete en la conversación la rubia.
–Haber si entendí. ¿Tú querías separarla pero no querías lastimar sus sentimientos aún sabiendo que no era correcto? –indago fingiendo curiosidad.
–Técnicamente –se encoje de hombros Nathan.
Formo una sonrisa falsa y asiento lentamente–. Tenías razón, es súper divertido y de lo más creíble –finjo una risa–, para ti. Pudrete, ¿quieres?
Salgo de la casa a zancadas con Nathan detrás de mí, rogando que lo escuche y le crea, que él no me haría nada parecido.
Quiero llorar pero no lo haré aquí.
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El asistente de mi padre
Ficção AdolescenteElla siempre tenía mala suerte en todo lo que ocurría. Apenas empezaba a vivir su adolescencia y ya tenía desilusiones, tanto amorosas como familiares. Pero algo cambiará su vida y le permitirá conocer algo que no solo se basa en problemas, desilusi...