16. "Nuevos retos"

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Me encuentro recostada en la camilla del hospital, esperando que traigan mi almuerzo.

Hoy me daran el alta. Ayer el doctor Brown me hizo un chequeo completo y dijo que todo estaba bien, nada fuera de lo normal, claro está exceptuando algunos huesos que falta que sanen por completo.

Ayer, las chicas hablaron de todas las cosas que me había perdido estando en coma, unas buenas y otras malas, todas lograron captar mi atención formando una mueca de desagrado o una sonrisa de alegría, dependiendo la situación.

También vino a visitarme Jake, el cual me contó de como ha avanzado mi hermana y también me habló un poco sobre su relación con Katy, por suerte exceptuando la intimidad que tiene con ella, según me contó es una gran chica, eso lo sé, era amiga mía antes de que me gustara Jake.

La madre de ella es amiga de la mía, así que nos conociamos desde antes. Ahora, me alegro de su relación con Jake, ellos son el uno para el otro. Me alegro de que hayan encontrado su otra mitad.

Luego de él, entró mi madre y hablamos un povo sobre su trabajo, sobre todo en verdad. Me sorprendo yo misma de cuanto ha cambiado nuestra relación después de mi accidente. Le pregunté del accidente pero dijo que me lo diría cuando estuviera recuperada, cuando ya estuviera sana y sin ningún trauma respecto al accidente, así no me sentía mal o algo así. Cuando se fue mi madre entró mi padre y se dieron unas miradas en las que se comían, se podría decir. Solté una risita dándome cuenta de que mi padre traía una sonrisa plasmada en sus labios.

Vino mi padre a hablar conmigo, lo abracé inmediatamente después de que se sentará en la camilla junto a mí. Hablamos de todos incluyendo el tema de su amante, dijo que la dejaría, que había entrado en razón en el tiempo en el que estuve en coma. Él sabía que estaba haciendo algo malo y por fin recapacitó, eso me alegra mucho. Dijo que cuando fuera el momento indicado me contaría la historia completa.

Y por último pero no menos importante, vinieron Nathan y Federico. No creí que fueran a venir, porque no es que seamos muy unidos que digamos, pero bueno según parece pensé mal. Hablamos de cualquier tonteria, nunca me había reído tanto en mi vida como ayer, también me contaron de que no habían seguido las sesiones debido a que mi madre no quiso que alguien me remplazara. Eso fue tan lindo de su parte.

-Buenas tardes -dijo la enfermera entregándome una bandeja de sopa de carne de res-. Provecho.

-Gracias -dije y la muchacha me brindó una sonrisa para ir de nuevo por donde vino.

Me tome la sopa y mi estómago quedo satisfecho. Miro mi estómago y lo veo más reducido que hace tres meses y eso que estoy sin la faja de las sesiones. Así que de algo me ayudó ese accidente, el no comer por tres meses me hizo bajar de peso según parece. En el chequeo de ayer, pesé veinticinco libras menos. Abrí los ojos sorprendida de ver que había bajado de peso en tres meses por no comer.

Trajeron mi celular para que no me aburriera pero aquí los doctores y enfermeras no permiten usarlo, porque emite radiaciones que pueden dañar las máquinas o algo por el estilo. Pero bueno, ¿Qué se puede hacer contra las reglas de las instituciones? Nada.

Veo el reloj que está en la mesita al lado de la camilla. Son las 2:20 de la tarde. Dentro de una hora y cuarenta minutos ya no estaré en esta habitación blanquecina, con olor a hospital y un lugar que se encuentra rodeado de gérmenes y enfermedades que se pueden contagiar.

Tiemblo de solo pensar en estar con alguna enfermedad de las que rondan por aquí, así como el SIDA, el papiloma humano, el cáncer o incluso las pobres personas que sufren de la Tiroides. Pobrecitos, solo espero tengan una segunda oportunidad como yo.

El asistente de mi padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora