Porquería.
Eso es la vida. Una completa porquería.
Cualquier persona en mi posición diría: "Oh vaya, que hermosa mañana" o "Que maravillosa noche he tenido". Maravillosa una porquería.
Admito que el estúpido chico a mi lado terminó de deshielar mi corazón pero el muy hijo del demonio nos ha dejado tirados en medio de la nada.
Como he dicho, una completa porquería. Y lo peor de todo, adiós virginidad... O eso creo, dadas las circunstancias.
Nathan Hold se encuentra durmiendo plácidamente a mi lado con solo una prenda cubriendo su zona íntima, en cuanto a mí, estoy con mis bragas y una camiseta, que reconozco como perteneciente a Nathan, y sin mi sujetador que me hace pensar lo peor.
No te apresures, Keitlyn. Tal vez solo se durmieron el uno junto al otro... Sin su ropa.
Estamos recostados en una manta, con una cobija cubriendo nuestros cuerpos y rodeados de árboles, arbustos silvestres, hierva humeda y el sonido de aves cantando en los árboles. Observo nuestra ropa amontonada no muy lejos de la manta.
Sin duda alguna debo resolver
esto, mi padre me va a matar.Padre. Mañana. Escuela. Matar.
–¡Demonios! –farfullo levantándome y empezando a colocarme mi ropa.
–¿Qué estás haciendo? –pregunta un somnoliento Nathan.
–¿Eres estúpido o qué? ¡Debo ir a una escuela de verano y ya es tarde! ¡Mi padre me matará si no me ve en mi cama dentro de... –observo mi reloj–, veinte minutos y tú me preguntas el que estoy haciendo. Te juro que te estrangularía si tuviera tiempo de sobra.
Me coloco mi ropa y empiezo a caminar en dirección a... Un momento, ni siquiera sé dónde demonios nos encontramos.
–No sabes donde estamos, ¿verdad? –sonríe socarron el muy imbécil.
–¡Claro que sí lo sé! –¿Por qué soy tan orgullosa?–. Incluso podría guiarte con los ojos vendados –¡Matenme!
–¿Ah, si? Bien, entonces hazlo. Solo permite que me ponga los pantalones y te sigo –estupido–. Cinco minutos y listo.
Dicho y hecho. Exactamente cinco minutos tarda en cambiarse y situarse a mi lado.
–¿Aceptaras que no sabes y cederas a que te guíe o seguirás de orgullosa fingiendo que sabes el camino? –le miro de reojo–. Puedo seguir aquí todo el día.
–Te odio –farfullo.
–Lo tomaré como la primera opción, así que sigueme.
Camina entre unos arbustos un poco espinosos hasta que llegamos al sendero de anoche y empezamos a caminar rápidamente hasta el apartamento de mi padre.
–Si mi padre no me ve en mi habitación cuando él despierte, te voy a buscar a la empresa y te mataré –le amenazo–. ¡Además, me quitaste lo más preciado que una chica puede tener!
–¿Qué cosa? ¿Tú orgullo? No te preocupes, no le diré a nadie que cediste ante mis encantos –promete.
–¡Eso no! –reprocho.
–¿Entonces qué cosa? –pregunta confundido.
–Ya sabes a lo que me estoy refiriendo –contesto, aunque según había escuchado, la primera vez duele y a mí no me duele nada.
–Te juro que no estoy comprendiendo –me mira extrañado.
–Mi valor, idiota. ¡Mi virginidad, eso que se supone debes guardar para tu esposo y eso! –mis mejillas arden de la vergüenza, pero ni aún así disminuimos el ritmo.
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El asistente de mi padre
Novela JuvenilElla siempre tenía mala suerte en todo lo que ocurría. Apenas empezaba a vivir su adolescencia y ya tenía desilusiones, tanto amorosas como familiares. Pero algo cambiará su vida y le permitirá conocer algo que no solo se basa en problemas, desilusi...