Capítulo II

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Es la noche libre de Laura y toca "Noche de Karaoke".

Alexia pasaría por ella para llevarla al bar, donde se juntaría con otros amigos de Lexie, para pasar una agradable velada y a ver si así se quita de la cabeza esas ilusiones que afloran de vez en cuando, al momento de ver a Jaime.

A Alexia la conoció hace muchísimo tiempo a través de las redes sociales que formaban las fans de Jaime, y coincidió en que ella ya vivía en la ciudad cuando Laura se fue a trabajar, por lo que desde aquel día en que se conocieron finalmente, se hicieron inseparables.

Mientras terminaba de delinear sus ojos, sonó su teléfono celular. Sin mirar, contestó.

- Bueno?

- Hi, sweetie.

- Hi – mientras sujetaba el celular entre su mejilla y el hombro, prosiguió con su labor de delinear sus ojos. – ¿Ya estás lista?

- Por supuesto. Quería asegurarme de que tú vas.

- Sabes muy bien que anhelo este día, Lexi. ¿Pasas por mí, cierto?

- Claro que sí, honey. No me pierdo por nada el ver al "Gran Jefe".

Lexi era una de las pocas amigas verdaderas que había hecho durante el tiempo que llevaba ahí. Por lo mismo, era la única que sabía dónde y con quien trabajaba.

- jajaja, eres una arrastrada.

- Siempre, negra. Siempre. Ya, apúrate que en treinta minutos llego.

- Está bien. Te espero. Cuando llegues, toca el timbre. No hay problemas.

- eso ya me gustó. Contrataste mayordomo?

- Claro. Un morenazo de 1.90mts.

- ¡Dios mío! Y yo perdiéndome aquí. Me voy volando.

- Jajaja, estúpida. Te espero. – cortó la comunicación y se miró al espejo. Se sintió satisfecha con lo que veía. Vestido azul, ajustado al cuerpo y falda amplia. Su cabello negro y liso cayendo por su hombro y maquillaje impecable. Nada que envidiarle a las modelos de alta costura. "Sin ofenderla, Jefa" dijo para sus adentros.

Jaime miraba su Tablet, revisando sus correos, mientras de reojos veía a Heidi terminar de arreglarse. Estaba molesto por el hecho de que su esposa no estuviera compartiendo con ellos, en su noche libre.

- En verdad tienes que ir a trabajar esta noche? – preguntó por enésima vez.

- Ya te dije que si – le responde aburrida Heidi, mientras terminaba de calzarse unas sandalias altas. Se miró una vez más al espejo y luego volteó hacia Jaime.- Hoy es el lanzamiento del perfume de Lorenza y debo estar ahí. Y tú también podrías venir, lo sabes.

- resulta, que a diferencia de ti, yo tengo hijos. Prefiero pasar mi noche con ellos. Y por si no lo recuerdas, Laura tiene libre.

- ah, sí, sí. – haciendo un ademan con la mano. – bueno, no me esperes despierto. Creo que hoy si, llego tarde.

Jaime la vio tomar su bolsa y cuando ya iba camino hacia la puerta, sorprendido le reclamó:

- Al menos piensas despedirte de tus hijos? Asegurarte que quedan dormidos, ¿que no tienen algún problema?

Heidi, harta de los reclamos de Jaime, lo miró desinteresadamente. Cada día le parecía más intolerante la convivencia con él. La convivencia en esa casa le agobiaba. No por primera vez, pensó en decirle lo de tomarse un tiempo, pero algo en su interior le decía que no debía decirlo. Aún.

- los niños están en su cuarto – relató Heidi de memoria. "seguridad ante todo", se dijo.- ya les di las buenas noches. Ahora, si no tienes intención de ir conmigo al lanzamiento, pues discúlpame que llevo retraso. Buenas noches.

- Heidi – Jaime se levantó raudo para alcanzarla y del brazo la giró hacia él. - ¿en qué momento te conviertes en... - la mira de pie a cabeza – esto? En una persona frívola y descuidas lo que tanto nos costó construir.

- Jaime... - suspira profundamente – Jaime, alguna vez pensaste en que yo también quería realizar mi carrera profesional?

- Siempre. Lo estabas llevando muy bien. Hasta que nació Jaime.

- Puede ser. Creí que mi vida era ser madre. En parte, lo es. Pero también quiero realizarme como profesional, y eso es lo que intento... solo te pido apoyo.

- mi apoyo lo tienes, eso debieras saberlo de sobra. Pero eso no quiere decir que vas a dejar a tus hijos solos noche si y noche no. – Heidi ignora esto último.

- pues no sé cómo demuestras tu apoyo.- se lleva una mano a la frente y suspirando nuevamente, le susurra – no quiero pelear. Esta noche no, por favor.

Se acerca a Jaime y le da las buenas noches junto con un beso en la mejilla. Sale rápidamente de la casa, sin detenerse a despedirse de sus hijos y sin percatarse de Laura, quien en ese momento, salía de su cuarto. Jaime, aun de pie en medio del salón, hasta donde había seguido a su esposa, lentamente reparó en la niñera.

- Pasa algo? – preguntó curiosa Laura.

- ¿Qué va a pasar? Lo mismo de siempre. Una extraña que se supone, es mi esposa. – sacudiendo la cabeza, esboza una sonrisa al ver el atuendo de Laura. – y tú, a donde vas tan bonita?

Laura se sonroja y baja la cabeza, regañándose mentalmente por ponerse nerviosa por el cumplido de Jaime. Debía tener en claro, que el solo lo hacía por cortesía.

- Alexis viene a buscarme para ir al bar junto a los chicos.

- pues, espero y puedas pasarlo bien. Al menos uno de los dos que lo pase bien.

- No se ponga así. Ya verá como todo se arregla – Laura hizo ademán de apoyar una mano en el antebrazo de su jefe para reconfortarlo pero a último momento, se arrepintió. Para Jaime no pasó desapercibido el gesto, aun así no le prestó importancia.

- Lo que me urge que se arregle, es el hecho de que dejes de tratarme de "Ud."

- No puedo, lo siento.

- creo que hemos tenido esta conversación varias veces. Entiendo el hecho de que quieras mantener tu profesionalidad. Pero, Laura, ya eres parte de esta familia. Yo ya te considero casi mi hermana. Por favor, tutéame.

Esa palabra, acaba de romperle el corazón. "Hermana".

¿Pero bueno, tampoco puede esperar que de un día para otro pueda olvidar a la hermosa familia que formó para declararle amor eterno... o sí?

- No puedo. Sabe que para mí, es importante mantener un cierto respeto para con mis jefes. Por favor, respételo.

- Está bien. Por esta noche, lo dejaré pasar.

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