¿Seguirás Amandome?

Capítulo XIII

Después de la vorágine que había sido esa visita al médico. La tranquilidad de la casa volvió a su cauce. Había una camaradería entre Laura y Heidi, que Jaime no comprendía. Entre su esposa y él, las cosas estaban... cordiales, por decir lo menos.

Aún no habían conversado seriamente sobre lo que harían, pero era solo cosa de tiempo. Después del viaje, quedaba claro que ya no seguirían juntos. De hecho, en aquel momento, pensaba en como trasladarse a uno de los cuartos de invitados. Justo en aquel momento, entró Heidi al cuarto:

-¿En qué piensas? – le pregunta la rubia, sentándose junto a él.

-En que es tiempo de que dejemos de dar vueltas y enfrentemos la realidad.

Heidi asiente y sonríe.

-Nos estábamos tardando, ¿no?

-Creo que sí.

-Jaime... estos días me han servido para pensar... pensar mucho. Y no quiero que lo nuestro acabe mal. Ni tu ni yo lo merecemos, pero lo más importante son los niños, y por ellos, quiero mantener la gran amistad que aún nos queda.

-Opino lo mismo. Tenemos una larga historia, que no va a acabar de un día para otro. Por ello, debemos tratar de solucionar las cosas.

Jaime le toma la mano, y se la aprieta suavemente, llevándosela a sus labios para depositar un tierno beso en su dorso. Sonriéndole, continúa diciendo:

-Estaba pensando en cómo trasladar mis cosas al cuarto de invitados, junto al de los niños.

-Es un pensamiento bastante apropiado.-sonríe Heidi- Aunque podrías considerar trasladarte al que está junto al de Laura. Es más amplio, ¿No te parece?

Jaime levanta una de sus cejas, preguntando silenciosamente "¿Por qué?", pero Heidi solo ríe.

-Creo que podría ser de mucha ayuda la compañía de ella.

-¿A qué viene ese comentario?- Sin embargo, Jaime pensó seriamente en lo que su esposa le decía. Si se trasladaba al cuarto que le decía Heidi, estaría literalmente junto a Laura. Sin contar que ambos cuartos estaban unido por una pequeña sala de estar. Quizás, aislarse de los demás cuartos y de Heidi podría servirle, y de paso, saciar su curiosidad con Laura.

-Vamos, ¿No me vas a decir que no te gusta la idea de convertirte en vecino de Laura?

-¿Perdón? ¿Me perdí de algo?

Heidi volvió a reír ante el rostro desconcertado de Jaime. Había llegado el momento de confesarle que ya sabía lo ocurrido con la niñera.

-No te hagas el sorprendido. Ya me he dado cuenta que algo te traes con Laura.

-¿Qué dices? Yo no tengo nada con ella. – le da vuelta el rostro. – ¿De dónde sacaste eso?

-Ya sé lo que ocurrió con la borrachera de hace semanas atrás.

Jaime vuelve a mirarla a los ojos, y solo puede ver comprensión y un dejo de ¿Diversión? "¿Es qué ni siquiera siente celos?", se dijo.

-¿Lo sabes?... ¿Cómo...? – Abre los ojos cayendo en cuenta – Ah... Laura, ¿No?

-Sí, Laura. No pudo con el cargo de conciencia.- Estira la mano para atrapar nuevamente la de Jaime. - ¿Qué sientes por ella?

-... No lo sé. No sé aún cómo definir si siento algo por ella o es simplemente... costumbre.

-Quizás si pasas más tiempo con ella, ¿Podrás descubrirlo?

-Esta situación con Laura, es muy loca. Digo, hay algo. No sé describirlo. Es todo muy loco...