Rato después, mientras Laura descansaba apoyada en el pecho de Jaime, aprovechó la oportunidad para comentarle un sueño que había tenido por la mañana.
-¿Jaime, te puedo preguntar algo? – sintió que el asentía. - ¿Vivimos juntos?
-Si – besó la sien de Laura – Desde hace un par de meses. Primero compartimos solo casa, y hasta hace un par de semanas, compartimos habitación.
-¿Y... tienes piscina? – preguntó temerosa.
Jaime se enderezó para poder verla a los ojos. Laura lo observó detenidamente, sabiéndose afortunada de tenerlo como pareja. Y agradeciendo la paciencia que tenia para responder sus dudas.
-¿A qué viene esa pregunta?
-Tuve un sueño... un tanto húmedo... - sonrió tímidamente.
Jaime, imaginando a qué sueño se refería, dejo asomar una sonrisa lasciva en su rostro.
-Y ese sueño... ¿Era en una piscina? – Ella asiente – Tú y yo... desnudos... - vuelve a asentir – ¿Gimiendo?
Laura asintió lentamente, mientras Jaime veía como sus pupilas se dilataban con el recuerdo. Su respiración se agita, al igual que la de él. La besó brevemente.
-No fue un sueño.
Sonríe satisfecho, mientras vuelve a su posición anterior, rodeándole los hombros.
Laura suspiró sonoramente, mientras ocultaba su rostro en el torso de él. Jaime suelta una suave risa, al notar que se había sonrojado.
-Amor, que no te avergüence. Es normal entre parejas.
-Normal para las parejas, pero te recuerdo que yo no tengo los mismos recuerdos que tenia... antes de despertar.
-Oh, es cierto. Pero ya te acostumbraras. Ahora, que si no vuelven esos recuerdos – le tomó la barbilla para levantarle el rostro y poder verla a los ojos – estoy dispuesto a repetirlos, eh.
-Ajá... - se besaron lentamente, y Laura, tratando de imprimir los sentimientos y sensaciones que le provocaban cada uno de esos pequeños pero potentes recuerdos que acudían a su cabeza.
Después de abandonar aquella muestra de cariño, Jaime le mencionó una actividad para pasar el tiempo.
-¿Me quieres acompañar?
-Cualquier cosa que signifique salir de esta cama.
-Muy bien – dijo sonriendo, mientras se incorporaba para poder llamar a la enfermera – Esa es la actitud. Eso sí, no podrás caminar.
-¡¿Qué?! – dijo exagerando su reacción.
-Sí. Ordenes de la doctora. Puedes salir, pero aun no abusemos de la caminada.
-Está bien. – dijo Laura, resignada. - ¿Y a donde me llevarás?
-Pues, iremos a visitar a una pequeñita que me robó el corazón. – dijo mientras la enfermera a la que había llamado, ingresaba al cuarto con una silla de ruedas y la acercaba a la cama.
Entre ella y Jaime, acomodaron a Laura, para el paseo. Jaime le colocó una delgada manta sobre las piernas y, de esa forma, comenzaron el camino hasta Neonatología.
Jaime había conversado con la doctora, la posibilidad de llevar a Laura a ver a su pequeña Lulú. A lo cual ella se mostró muy dispuesta a hacerlo siempre y cuando, Laura no se cansara. Esperaba que aquel encuentro trajera buenos resultados.
Cuando llegaron a la sala, las enfermeras lo saludaron a través del vidrio.
-¡Pero cuanto cariño, Señor Camil! – Dijo Laura riendo – ¿Ya las conquistaste a ellas también?
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¿Seguirás Amandome?
RomanceEsta noche eres todo mío. Esta noche, la luz del amor está en tus ojos pero, ¿Seguirás amándome mañana? Algo tan "inocente" como un amor platónico, se sale de control después de una borrachera. Cuando se dan cuenta de las consecuencias, asoman los...