Capítulo XII

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-No. Bueno, en principio no. –Heidi medita su respuesta unos minutos, antes de poder explayarse con la niñera.- Es cierto lo que te dije hace unas semanas. Nos hemos distanciado demasiado y Jaime merece ser feliz. Pero si esos resultados son malos, quiero que él se dedique por completo a los niños. Me sentiré mejor sabiendo que él es responsable de ellos, a que otra persona de mi familia o de su familia los críe mientras tenga que hacer algún tratamiento o algo peor.

-¿No te llevas con tu familia?

-Con Patricia, sí. Es mi hermana, claro que la quiero. Pero ella tiene a su familia y sus problemas. No soy quien para cargarla con los míos. Mi mamá es cuento aparte. Nos vemos cada seis meses, pero ella tiene una visión completamente distinta de cómo criar a los niños y no quiero que les imponga nada mientras yo no pueda protegerlos.

-Sabes que yo no los dejaré solos, pase lo que pase.

-Y por eso, ya te has ganado el cielo.

Ambas se sumieron en sus pensamientos, mientras observaban a la gente que paseaba por aquel parque.

Era un día agradable para un paseo familiar. La brisa templada, refrescaba el rostro de ambas y ayudaba a calmar los nervios por lo que les deparaba el destino.

-¿Es cierto lo que me dijiste?-Dijo Heidi de repente.

-¿Qué? – respondió Laura sin dejar de mirar el vaivén de una rama de cerezo frente de ella.

-¿Que no te arrepientes de haberte acostado con Jaime?

-No seas tan... directa. Me haces querer esconderme bajo la tierra.

-Lo siento. Pero no puedo evitarlo.- espera a que Laura responda, pero esta no tiene intención de hacerlo.- ¿Y bien?

-No- suspira- no me arrepiento de lo sucedido. Aunque decir que me acosté con Jaime es mucho. En esta situación, creo que podríamos decirle "Un buen revolcón".

-¿Sabes? Pensé mucho en ello mientras estuve en México. Me sirvió para acostumbrarme a la idea de que Jaime ya no me pertenece.

-¿Porqué lo dices?

-Sí. Piénsalo un momento. Ya hemos decidido que nos separaremos. Lo amo, pero quiero verlo feliz. Y esa felicidad, ten por seguro, estará ligada a otra mujer. Y tarde o temprano, esa mujer aparecerá.

Laura no tenía ni idea, y tampoco era el momento de revelárselo, pero mientras estuvo en México, Heidi realmente pensó en la situación. Le dolía saber que Jaime y Laura tuvieron su "momento", como lo llamó. Pero vio los ojos de Laura y ha sido consciente de que Jaime no se siente indiferente ante la niñera. Y se le ocurrió que Laura quizás fuera exactamente la persona que podía hacer feliz a Jaime. Podrían aprender a complementarse. Podría ser el nuevo inicio del otro. Jaime sabría como darle color a la vida de Laura y sacarla de su cascaron. Se necesita bastante personalidad y paciencia para poder sacarla a relucir. Pero tenía la certeza que en cuanto se dieran cuenta, Jaime lo haría con todo el gusto del mundo.

Si.

Si le dijeran que mañana es su último día en el mundo, estaría totalmente convencida de que Jaime y los niños, estarían en las mejores manos. Y ella se iría en paz.

-¿Cómo lo haces?- pregunta Laura.

-¿Qué?

-Eso. ¿Ser tan fría con un tema tan emocionalmente complicado?

-No lo sé. Siento que es así como lo debo hacer. No quiero quemar energías con pensamientos negativos. Digo, quizás en otras circunstancias podría haberte arrancado el cabello y a Jaime le hubiera hecho tremendo escándalo. Pero hoy... hoy solo quiero que mi entorno sea feliz.

Laura se gira a mirarla.

Es increíble oír lo que Heidi dice. Pero desde el fondo de su corazón, le encuentra razón. A veces la vida se empeña en pasarte malas jugadas pero va en como las enfrentas para saber cómo te afectan. Y entendiendo la situación de Heidi, lo que menos quiere es llenarse de energía negativas.

-¿De qué planeta vienes?

Heidi solo ríe. En segundos, Laura se une a ella, y por fin, pueden botar todos los nervios juntos.

-Lo amas, ¿cierto? – vuelve a preguntar Heidi. Esta vez, Laura se demora en contestar.

-Si... aprendí a amarlo durante este año. Siempre estuvo ese enamoramiento platónico de fan, pero este tiempo lo aprendí a conocer...

-Tiene eso que es encantador, sin saber que lo es. Simplemente, está en los genes.

-Y Jaimito lo heredó. –Heidi ríe – pero da lo mismo qué siento yo. Jaime te ama.

-No lo sé... han cambiado muchas cosas desde que nos conocemos.

-Él me lo dijo...-Laura la mira- hace unas semanas vino a mi cuarto y me lo dijo.

-Perdóname... - Heidi le toma la mano, mientras Laura niega con la cabeza.

-No tienes que pedir perdón. Desde el segundo uno que asumí que me había enamorado de Jaime Camil, he sabido que jamás me corresponderá.

Ahora sí, Heidi se queda en silencio. "Hay que ser cautas", se dijo.

Se quedaron un rato más en el parque, antes de volver a casa.

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