Capítulo XLV

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Entrada la mañana, Jaime dejó a Laura descansar y él se levantó para ducharse y preparar el desayuno que los niños querían darle a Laura. Cuando ya tenía casi todo listo sintió a los niños que venían por el pasillo haciéndose callar entre ellos. Apenas lo vieron, se acercaron ansiosos para preparar lo que quedaba. Mientras los dejaba terminar de preparar la bandeja, se acercó al cuarto para ver si estaba lo bastante decente para que los niños no sintieran curiosidad. Afortunadamente, durante la madrugada, Laura visitó el baño y aprovechó de colocarse un pijama bastante cómodo, por lo que en esos momentos estaba cubierta por él, durmiendo a sus anchas y con el vientre levemente asomado entre la polera y el pantalón del pijama. Con una sonrisa llena de ternura, Jaime se acercó hasta el borde de la cama y se acercó para depositar un beso en la frente de ella.

-Amor... despierta...

-Mmm...

-Debes desayunar... - sin obtener respuestas, salvo alguno gemido Jaime siguió insistiendo en despertarla delicadamente – Ándale... el bebé tiene hambre... vente, despierta.

-Tengo sueño... - murmuró Laura contra la almohada.

-Ajá, yo también... pero hay que comer...

-Mmm...

-Vente, despierta que voy por el desayuno.

Jaime la dejó despertarse del todo mientras él iba por los niños y la bandeja.

-¿Están listos? – les preguntó. Los niños estaban tratando de controlas las risitas ansiosas por ver el rostro de Laura.

-Yes – susurraron.

-Pues, tomen. – Les pasó un ramo de flores rojas a Jaimito y a Elena una cajita. Luego tomó la bandeja entre sus manos – vamos a despertarla.

Esperó a que ellos enfilaran hacia el pasillo para seguirlos. Cuando llegaron al cuarto, vio como los niños se le acercaban a Laura, que seguía dormitando con su casi inexistente pancita al aire.

-Mira, Babyboy – dijo Elena – ahí está el bebé.

-Ohhh... - ambos se quedaron fascinados viendo el vientre de Laura y suavemente, Jaimito depositó la mano sobre él. Con mucho cuidado y cariño, él acarició el contorno del ombligo de Laura.

Jaime observaba maravillado la escena, viendo como sus hijos recibían con buenos ojos al bebé. Laura, que había despertado con el murmullo de los niños, miraba con lágrimas en los ojos a los niños, sintiendo el tacto de Jaimito, ella levantó la vista hacia Jaime y lo vio igual de emocionado que ella. Con solo las miradas, se transmitieron el amor que sentían por los niños y por ellos.

Volviendo la atención a ellos, Laura les sonrió.

-Buenos días.

-¡Lauuuu! – gritaron ambos, abalanzándose a ella. Laura logró incorporarse lo suficiente para poder recibir los besos y abrazos que le dedicaron. Jaime aprovechó para poder dejar la bandeja en la mesilla de noche y recostarse junto a ella en la cama. Una vez calmada la situación, habló.

-Bueno, niños... - creando expectativa en Laura – díganle a Laura lo que querían.

-A ver... - Laura los miró curiosa.

-Lau – dijo Elena – ¿¡Adivina que es hoy!?

-Mmm... ¿Domingo? – dijo sin entender nada.

Ambos niños rieron.

-No... - dijo Jaimito – hoy es Mother's day

-Oh – dijo Laura entendiendo y poniéndose seria.

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