Capítulo XXIV

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Dos días antes de la operación, Heidi decidió invitar a Ethan y su marido a cenar a casa. Con Laura, prepararon las ensaladas mientras Jaime preparaba la barbacoa. Los niños estaban felices de recibir visitas. Conocían a Ethan de las veces en que este acompañaba a Heidi o Laura a buscarlos a la escuela.

Cuando llegaron Ethan y Tony, los niños corrieron a saludarlos, mientras Tony los hacía reír a punta de cosquillas. Cuando fueron liberados, ambos hombres abrazaron efusivamente a Laura.

-Pequeña, estás más delgada. ¿Te estás cuidando? – dijo Tony.

-Sehh, papá. – respondió Laura rodando los ojos.

-Escucha – tomo su rostro firmemente haciendo que lo mirara a los ojos – Estas embarazada y es un embarazo de alto riesgo. Debes cuidarte. Métetelo en la cabeza.

-Déjame. – se soltó del agarre y los acompaño a la terraza donde estaba Jaime.

Cuando Jaime vio a Ethan, lo saludó de abrazo y golpe en la espalda. Cuando vio a Tony, tuvo dos reacciones. Su instinto le hizo sentir celos. Luego, se desconcertó. Miró a ambos hombres y antes de parecer un mal educado, lo saludó tendiéndole la mano.

-Jaime, te presento a Anthony – presentó Laura - Es el marido de Ethan. Lo viste una vez en la playa.

Notó como Jaime se sorprendía, pero no entendió por qué.

-Anthony... un gusto.

-Solo Tony y el gusto es mío. – respondiéndole al saludo. Viendo la reacción de Jaime, solo pudo soltar una risita. Ethan lo miró, preguntándole con los ojos que le pasaba, pero el desestimó la pregunta haciendo un ademán con la mano indicándole que después le explicaba. Con el ceño fruncido, Ethan miró a Jaime y le preguntó si necesitaba ayuda.

Dejando a los muchachos afuera, Laura volvió a la cocina para terminar las ensaladas. A los minutos, apareció Ethan diciendo que lo habían mandado a ayudarlas, porque ellos hablarían de futbol.

Tony aprovechó la oportunidad que tenia a solas con Jaime, para preguntarle por Laura:

-¿Cómo has visto a Laura? – Recibiendo una cerveza que le entregaba Jaime - La veo más delgada.

-Está en negación total. – Mirando hacia la cocina – Hay días en que intento hablar con ella, pero se escabulle. No sé cómo hacerla entender que está embarazada y tiene que cuidarse. Se ha dedicado completamente a los niños, pero no la veo preocupada por ella.

-Pobre... ha perdido tanto en la vida, que no se atreve a aferrarse a algo que va a ser para siempre.

-Más que eso... -Jaime suspiró profundamente – No se quiere hacer ilusiones...

Ambos quedan pensativos.

La tarde la pasaron entre risas, contando anécdotas de todo tipo. Logrando distender un poco el ambiente casi lúgubre que los acompañaba, sabiendo que a los días siguientes se llevaría a cabo la operación.

Por la tarde, Tony acompañó a Laura hasta su cuarto, en busca de unas cosas que debían llevarse.

-¿Has pensado en lo que vas a hacer?

-¿Referente a qué? – le dijo mientras se colocaba un suéter.

-Al bebé.

-... - se sentó junto a él y se miraba las manos – No me siento preparada para traerlo al mundo...

-¿Recuerdas que te dije que habían alternativas?

-Sí, lo recuerdo...

-Cariño, sabes que nos tienes a todos para apoyarte en lo que decidas. Si decides abortar, estaremos contigo. Aunque, si del papá se trata, eso no ocurrirá jamás.

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