Capítulo XXVI

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-¿Qué dices Laura, quieres ir por una hamburguesa? – Laura lo miró sorprendida.

-¿Abordas a todas las chicas de esa forma y las invitas a comer en los primeros diez minutos?

-Pues, me fio de mi instinto. Y mi instinto me dice que tienes hambre.

Laura rodó los ojos.

"Maldita sea, ¿Tan evidente soy?"

-¿Verdad? – sonrió Noah.

-Tienes un punto. – Laura observó como Noah buscaba con la mirada por todos lados, hasta que encontró algo de su agrado.

-Tenemos suerte. Ahí está el food track más maravilloso de toda la costa de Santa Mónica. ¡Vamos!

Se levantó rápidamente y sin el permiso de nadie, tomó a Laura de la mano y la levantó bruscamente. Aquello, provocó que Laura se mareara.

-Espera. – lo detuvo Laura.

-¿Estás bien? – se acerca preocupado.

-Si... solo me mareé. – Noah la sujeta por los hombros hasta estar seguro que había pasado el mareo.

-Respira profundo – ella lo hizo como le decía – Así. Ven, vamos por la hamburguesa y te compro una gaseosa.

-Ya estoy bien – sonríe Laura – Pero yo compro mi propia comida.

-¡O...K!- levantó las manos riendo - Ya veo que me encontré con la "Srta. Independiente".

-¡Así es! – siguió con la broma.

Caminaron hasta el carrito que Noah había mencionado y esperaron su turno para pedir. Laura pidió solo unas papitas y la gaseosa, y Noah suspiró ante la hamburguesa por la cual babeaba. Mientras esperaban, unas chicas de no más de 17 años se le acercaron con risitas coquetas y sus teléfonos celulares, para pedirle unas selfies, que él encantado de la vida se las dio. Laura los observó, sin tener idea de por qué le pedían fotografías. Pero se reía al ver a las niñas coquetear con él, y él respondiéndoles los coqueteos.

Con los pedidos en mano, se encaminaron hacia la bahía y se sentaron sobre la arena a comer. Después de varios mordiscos a su hamburguesa, Noah suspiró satisfecho.

-¡Oh, God! Creo que nací para esto.

-Y es por eso que corres los veinte kilómetros, jajaja. – dijo Laura comiendo de sus papitas.

-Eso también. – Noah la observó comer y le llamó la atención la calma con la que lo hacía. La había visto temprano mientras él pasaba trotando por la costanera y luego la vio sentada cuando venía de vuelta. Le llamó la atención sus ojos apagados, con la mirada perdida. No tenía una belleza esplendorosa, pero tenía una ternura que le gustó en cuanto la vislumbró.

Debía tener equipaje pesado. Y él debería tenerlo en cuenta, no quería nada complicado. Ni siquiera estaba en plan de conquista. Simplemente se sentó junto a ella y su boca perdió la compostura metiéndole conversa.

-¿Te puedo hacer una pregunta? – dijo Laura cuando lo pilló mirándola fijamente.

-Dime

-Aquellas chicas – dijo apuntando hacia donde se divisaba el carrito - ¿Por qué te pidieron fotos?

Noah abrió los ojos completamente y quedó en camino de darle un nuevo mordisco a la hamburguesa. Lentamente, volvió a mirar a Laura.

-¿Por qué me ves así? – se puso a la defensiva Laura.

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