-¿Qué significa todo esto? – Dijo moviendo la fotografía. - ¿De qué estás hablando?
-Resulta que siempre si puedo tener hijos... estoy embarazada. ¡Sorpresa! – soltó esto último en un sollozo. No pudo aguantar más y rompió a llorar silenciosamente. Contrario a lo que podría suceder en una situación normal, esta vez Jaime no acudió a consolarla, si no que se quedó congelado junto a ella, mirando la ecografía que aun sostenía en su mano.
-¿Cómo... cómo dices? – preguntó con aspereza. Se levantó con brusquedad del sofá, dándole la espalda a Laura; se frotó la nuca con rudeza.
La pregunta fue sentida por Laura como una acusación por parte de Jaime y provocó un doloroso latigazo que la dejó sin habla. "¿Me está culpando?", se dijo.
Sabía lo que pensaba de tener hijos. Ella misma estaba conmocionada por los resultados de aquellos exámenes, pero no podía creer que Jaime pensara que lo había hecho a propósito.
-Sabías lo que pensaba –dijo Jaime con los hombros contraídos.
Laura, sacando fuerzas para hablar, le explicó lo que vagamente recordaba que la doctora le había dicho.
-Estoy embarazada. En mi situación es difícil de concebir, pero no imposible. Y no, no fue planeado – dijo con un toque de amargura – Jamás se me ocurrió pensar que pudiera suceder esto.
-Tú dijiste que... - se dio vuelta furioso.
-¡Sé lo que dije! – Susurró exaltada – Siempre he sabido que no podía tener hijos. Porque ese "poco probable", para mí siempre fue un imposible. Pero no... "La bendición tocó a mi puerta" – terminó irónicamente.
Jaime se quedó helado. Tragó saliva mientras contemplaba la agonía que reflejaba su mirada. Al darse cuenta de lo que había dicho y lo mucho que a ella debía de haberle dolido, lo asaltaron los remordimientos. Ella lo amaba. Jamás lo habría traicionado deliberadamente.
-Lo siento -dijo con suavidad, deseando más que nada en el mundo no haber herido sus sentimientos.
– Perdóname... -dijo acercándose y tomándola de las manos, ella en cambio, no levantó la mirada. - Pero es que me tomas por sorpresa...- Jaime se pasa las manos por el cabello varias veces. – Dios... ¡Esto es un desastre!
-Hay algo mas... - murmuró con voz trémula. – El embarazo... es... es de alto riesgo.
-¿Por qué? – Se enderezó, poniéndose alerta - ¿Corres peligro?
-No lo sé... - declaró - La doctora dijo que es posible que tenga dolores constantes debido al estiramiento de los tejidos de mi útero. Como también es posible que pueda perderlo de forma natural.
Laura se agarra de la cabeza, tal como lo hizo Jaime momentos antes.
-¡No sé qué hacer! Yo no quería esto. – murmura con un dejo de desesperación.
-Lau... cálmate... - Jaime puso la mano sobre su rodilla, y aquel fue el primer contacto real que tuvieron.
-¿Sabes lo que es sentir que tu mundo se derrumba... otra vez? – Levanta la cabeza - No estoy preparada para traer una vida. No quiero hacerme responsable por una vida.
-No lo dices en serio, ¿Verdad? – Jaime la toma de la cara y la mira a los ojos.
Una sensación fría le recorrió la espalda.
-No quiero tener a este... bebé – dijo con crudeza – No soportaría encariñarme con él... y perderlo.
Sollozando, se refugió en los brazos de Jaime.
Las palabras de Laura fueron como un puñetazo en su pecho que lo dejó sin aire. Ningún ser humano que ama a sus hijos, debiera escuchar semejantes palabras. Pero comprendía su angustia. Había sido testigo de lo solitaria que era su vida, y ahora entendía por qué. Siempre ha tenido miedo de dejar entrar a las personas por miedo a que la abandonaran. Lo hicieron sus padres y también su hermano. Pero el saberlo y comprenderlo no ayudaban mucho en esta situación.
Pasaron varios minutos sin que ninguno pronunciara palabras. Al cabo de un rato, Jaime sacó la voz.
-¿Has pensado en algo? Digo... ¿Pensaste en algún momento no decírmelo?
Vio la rigidez que adoptó su cuerpo y, en aquel momento, a pesar de su propio sufrimiento y desesperación, supo que estaba muy cerca de enamorarse de ella. Había ido al médico aquel mismo día y había tenido el valor de decírselo de inmediato; lo amaba lo bastante como para confesárselo. Pero él había reaccionado descargándose contra ella de algo que había sido culpa de ambos.
-No... tengo tanto miedo... que no soy capaz de ocultarlo.
-¿Miedo a qué?
-Miedo a que lo que tenemos se acabe, incluso antes de que comience... Miedo a hacerte daño y dañar a tu familia... Miedo a ser responsable de un ser vivo que no tiene la culpa de nada...
-Ese es el riesgo que vamos a tener que correr... - suspirando - No es la situación ideal, pero ya está hecho.
-Creo que lo mejor para todos será que yo me vaya...
-¿Irte? – Jaime lo pensó seriamente.
-Si... No voy a ser una molestia para nadie... - se soltó del abrazo de Jaime. – Lo mejor será dejar todo tal cual está...
-Estas conmocionada... - sorprendido ante la idea de que Laura desapareciera en esos momentos de su vida - Será mejor que descanses y mañana hablaremos con más calma.
Sin dejarla continuar, la acompaño al cuarto y la ayudo a acostarse. Ya en la cama, le dio las buenas noches y la dejó sola.
Laura, sin embargo, esa noche no iba a poder pegar un ojo. Entre lagrimas y con la decisión que había tomado pesando sobre sus hombros. No lo decía por culpa de la conmoción, era cierto.
Lo mejor que podía hacer era irse de la casa.
Quizás a otro planeta.
A la mañana siguiente, sentada en la cocina junto a Jaime y Heidi, les comunicó su decisión. Se iría ese mismo día. Ambos comenzaron a poner objeciones pero era lo de menos. Ella necesitaba salir de esas cuatro paredes y de aquel surrealista triángulo amoroso en lo que se habían convertido.
Necesitaba pensar sus pasos a seguir.
Luego de comunicarles la noticia, se fue a su cuarto para terminar con sus maletas. En el intertanto, habló con Ethan quien la recibiría encantada de la vida.
Mientras terminaba, encontró el afiche que Jaime le había firmado días antes. Leyó la dedicatoria y rompió a llorar:
"Creo que puedo aprender a amarte, besos, J."
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¿Seguirás Amandome?
RomanceEsta noche eres todo mío. Esta noche, la luz del amor está en tus ojos pero, ¿Seguirás amándome mañana? Algo tan "inocente" como un amor platónico, se sale de control después de una borrachera. Cuando se dan cuenta de las consecuencias, asoman los...