Capítulo1: Una infancia difícil

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5 años atrás, San Juan, Puerto Rico

—Vamos cariño, ve a lavarte las manos-me decía mi madre, con una mezcla de ansiedad y preocupación. 

—Si mamá.—dije, dirigiéndome rápidamente hacia el baño.

Lavé bien mis manos, y luego me encaminé nuevamente hacia la cocina, me detuve a observar la bonita escena que había frente a mi, mi mama estaba alimentando a mi hermanita de 2 años, se veían muy lindas juntas, mi mama tenía puesto un par de jeans oscuros ceñidos al cuerpo y una blusa morada, y mi hermanita la observaba desde su sillita muy atenta con sus grandes ojos negros. Mi madre refunfuñaba un poco al ver que mi hermanita movía la cabeza evitando que pudiera darle la comida, lentamente me acerqué a ellas, tomé el pequeño plato y cuchara que tenía mi madre entre sus manos y volteé a ver a mi hermanita. 

—Roxie, tienes que comer.—le dije con una sonrisa, a lo que ella se resto a negar con su cabeza y hacer un pequeño puchero con sus labios, así que lo siguiente que hice fue fingir que tomaba un poco de su sopa de vegetales, la que realmente detesto.

—Bueno Roxie, entonces me la terminaré yo, esto está muy rico.—dije mientras aparentaba seguir comiendo, Roxie me observaba muy atenta.

—No, yo, yo.—dijo finalmente estirando sus bracitos en mi dirección, ese truco siempre funcionaba.

Finalmente, luego de veinte minutos terminó su comida, y  me acerqué a la mesa de nuestro comedor para ayudar a mi mama a terminar de poner los platos. Luego de ordenar todo nos sentamos en la mesa, mientras esperábamos que mi papá llegara. Cuanto más tiempo pasaba mi mamá se veía más y más ansiosa, llegó al punto que comenzó a comerse las uñas.

Luego de unos cuantos minutos volvió a calentar la comida y me sirvió la cena, comí lo que había en mi plato en completo silencio, me mantuve callada por miedo de decir algo que no debía y que mamá se molestara conmigo, aunque eso nunca pasaba con mi mamá, pero si con papá, siempre decía o hacía algo que provocaba que él se molestara con nosotras.

Eran más de las 10 p.m y ambas sabíamos lo que eso significaba, papá llegaría de muy mal humor. De pronto sentimos un auto estacionarse frente a la casa, papá acababa de llegar, mi madre rápidamente giró para poder verme.

—Rápido cariño, sube a tu habitación, enciérrate ahí dentro con Roxanne y pase lo que pase no abras la puerta.—me dijo tratando de ocultar la desesperación en su rostro.

—Pero mami...—me interrumpió.

—Escúchame trataré de hablar con tu papi para que se calme, todo va a estar bien, ahora necesito que me obedezcas Julietta.—asentí en silencio y tomé a Roxie en mis brazos para ir a mi habitación.

Tal como mamá me dijo, al entrar en la habitación, cerré la puerta tras de mi y la tranqué con llave, me recosté en la cama junto a Roxie, quien luego de jugar unos minutos con las puntas de mi cabello se quedó profundamente dormida, traté de hacer lo mismo y dormir pero no podía, tenía miedo de que mi papá se enojara con mamá y le gritara o la golpeara, recuerdo que una vez se molestó tanto porque mamá me defendió que él le pegó.

Había un silencio sepulcral en toda la casa, y eso era lo que más me preocupaba, tomé un mechón de mi cabello y comencé a trenzarlo, no sé porque pero siempre hacía eso cuando estaba nerviosa o triste, supongo que es una forma de distraerme.

De pronto comencé a sentir los gritos de mi padre insultando a mi mamá, se oía realmente molesto, me acerqué a la puerta y pegué mi oído a ésta, el fuerte sonido de algo muy pesado chocando contra el piso me hizo dar un respingo, luego sentí el ruido de muchos vidrios rompiéndose, impulsivamente abrí la puerta y salí dejando a mi hermanita dentro, que estaba sentada en una esquina de la habitación abrasada a un muñeco, le prometí que volvería enseguida y me acerqué silenciosamente a las escaleras para poder ver lo que ocurría.

Pagaran por lo que hicieronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora