Capítulo 11: Secretos

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Estoy comenzando a pensar en cambiar mi nombre al de "intuición", el mal presentimiento que había tenido el día anterior se cumplió tal cual lo esperaba. Tengo las piernas completamente entumecidas, hace más de una hora y media que estoy subiendo y bajando las enormes escaleras de mármol blanco. ¿La razón? El no haber encontrado una de mis zapatillas de deporte lo suficientemente rápido, lo que me hizo llegar a la puerta de entrada dos minutos tarde.

Desde mi lugar puedo ver a Ryder sentado en el sofá con las piernas estiradas mientras ve la televisión, observo como su brazo izquierdo descansa cómodamente sobre el respaldo y sus músculos están completamente relajados. Su rostro se encuentra sin expresión alguna pero noto como su mandíbula se tensa a veces.

Me pregunto que fue lo que le sucedió para acabar viviendo con George. Lo veo levantarse y dirigirse a la cocina, justo en ese momento George sale de la misma, él le dedica una mirada furtiva pero Ryder pasa a su lado sin siquiera mirarle, desde la discusión que tuvieron no han vuelto a hablarse y yo definitivamente soy la culpable de todo eso.

Cada uno sigue su camino como si nada hubiese pasado y yo decido tomar un descanso sentándome en medio de las escaleras.

—No dije que podías detenerte.—dice Ryder volviendo de la cocina con una botella de agua entre manos.

—Llevo más de una hora y media subiendo y bajando estas benditas escaleras, dame un respiro.—hablo secándome el sudor de la frente.

—No voy a dejar que te detengas en el lugar donde estás.

—¿Y eso que tiene que ver?

—Si vas a detenerte procura hacerlo cuando estás al comienzo o al final, no cuando te encuentras a mitad de camino.—hace una pausa bebiendo un sorbo de agua—Tómalo como una metáfora para la vida si quieres.—me hace una seña para que siga bajando y así lo hago—Espero que esto te ayude a entender que no tolero las tardanzas.—asiento en silencio mientras acepto la botella de agua.

Me intimida mucho la forma en que me habla, sus ojos no tienen ese bonito tono azul que normalmente poseen, ahora estaban muy oscuros, su seño fruncido y músculos ahora completamente tensos hacen que me de un poco de miedo. Contemplo su varonil espalda mientras sube las escaleras y entra a su habitación.

Su comportamiento me tiene completamente confundida, no entiendo que pudo haber sido tan grave para que comience a tratarme de esa forma, es decir, entiendo que metí la pata con lo que le dije a George pero sospecho que no es simplemente esa la razón de su cambio de actitud.

Subo nuevamente esas infernales escaleras y entro al baño para darme una ducha y así quitarme el asqueroso olor a sudor. Una vez que termino de bañarme, me coloco una bata y entro a mi habitación dispuesta a buscar algo que ponerme cuando mi celular comienza a vibrar sobre la mesa de noche a un lado de la cama, lo tomo y desbloqueo la opción de video-llamada y luego de unos segundos el rostro de Mad aparece en la pantalla.

—Hey!—saluda sonriente.

—Hey! ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu madre?

—Uhm... bien, gracias...—la noto algo incómoda con mi pregunta.

—¿Ocurrió algo?

—No, solo... echaba de menos hablar contigo.—sonrío con ternura en respuesta—Y bien ¿Qué tal están las cosas ahí?

—Uhm... normales?—tuerce los ojos ante mi respuesta.

—Sabes que no es precisamente eso lo que me interesa...—hace una pausa, sé a que se refiere pero de todas formas me hago la tonta—¿Qué tal las cosas con Narciso? ¿Ha vuelto a hablarte?

Pagaran por lo que hicieronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora