Capítulo 7: Comenzar de nuevo

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Luego de ir a casa de Maddison a buscar mis cosas, ella volvió a llevarme a casa de George y luego se marcho, en la entrada me recibió una mujer de unos 50 años, unas pocas canas adornaban su cabello pero no se veía para nada envejecida, llevaba puesto un delantal que cubría su atuendo.

—Buenas tardes, ¿que necesita?—dice con un perfecto acento latino.

—Hola, mi nombre es Julietta…

—Oh, adelante, el señor Montana me dijo que vendrías.—responde con una sonrisa y se mueve hacia un lado para dejarme pasar.

—Muchas gracias.

—Bienvenida, mi nombre es Penélope.—se presenta tomando mis cosas, me hace un gesto con la cabeza para que la siga escaleras arriba y así lo hago—Esta será tu habitación.—dice abriendo una puerta del lado derecho.

Entro a la habitación y la observo con asombro, Penélope pasa junto a mí y deja mi maleta frente al gran armario que se encuentra frente a la cama tamaño matrimonial. Puedo deducir que la habitación da al frente de la casa cuando veo el bonito balcón por el cual entra la cantidad perfecta de luz, la cama está cubierta por sabanas y cojines de diferentes tonos de violeta mientras que las paredes de la habitación son de color blanco, el conjunto de estos colores le dan un toque femenino, a un lado de la puerta se halla un tocador, el cual seguramente nunca usaré.

—Ven un segundo cariño.—habla Penélope saliendo de la habitación, paro junto a ella en medio del pasillo—Debo seguir con los que hacerse pero te indicaré en donde esta cada cosa. La puerta aquí junto es el baño, también hay uno en la planta baja, frente al baño se encuentra el gimnasio privado y esa puerta al final del pasillo es la habitación del señor Montana.—Penélope se da media vuelta y al otro lado del pasillo, pasando las escaleras se ve otra puerta—Y esa es la habitación del joven Ryder.—finaliza haciendo una mueca.

—Muchas gracias Penélope.—respondo con una sonrisa.

—Por nada cariño, si me necesitas estaré abajo.—me dice y la veo bajar por las escaleras.

Vuelvo a entrar a mi nueva habitación y me concentro en arreglar mis cosas en el armario, definitivamente es demasiado armario para mi, mis cosas no llegan a cubrir ni siquiera la mirad de éste. Al finalizar con mi tarea me acerco al balcón y contemplo la vista, todas esas casas lujosas, veo a un par de personas haciendo ejercicio y algún que otro anciano paseando con sus perros, es un lugar muy tranquilo.

Luego de unos minutos observando el bonito paisaje decido ir a darle las gracias al señor Montana por todo lo que está haciendo por mi, bajo por los anchos escalones y me dirijo a su estudio, golpeo suavemente esperando a que me permitan pasar.

—Adelante.—escucho la voz de George y entro con algo de timidez—Julietta, ¿hay algún problema?—pregunta con interés.

—No, no, solo venía a agradecerle por todo lo que está haciendo por mi señor Montana.

—No es nada y deja de decirme señor que me haces sentir viejo.—menciona con una sonrisa.

—¿Estás haciendo otra obra de caridad George?—pregunta Ryder apoyado en el marco de la puerta observándome completamente con una mueca en su rostro. Idiota.

Pagaran por lo que hicieronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora