Pagaran por lo que hicieron

Capítulo 37: Infiltrada

Sin hacer mucho esfuerzo recojo mi cabello en un rodete y camino con mi tazón de cereales hasta la puerta de entrada al oír el timbre sonar. Son las ocho de la mañana y acabo de despertarme, si alguien quiere verme linda a esta hora de la mañana puede buscarme en Instagram.

—¡Buen día! —me saluda Emma con una sonrisa desde el otro lado del umbral de la entrada.

—Hola Emma, pasa. —digo y me hago a un lado para dejarla pasar—No creí que vendrías tan temprano.

—Lo siento. Mi reloj debe estar adelantado. —responde con una mueca.

—No te preocupes. Iré a cambiarme, siéntete como en tu casa.

Camino por el pasillo y al pasar por la habitación de Mad veo que se quedó dormida con su computadora a un lado. Seguramente estuvo hablando con Trev toda la noche.

Mi pecho se comprime un poco al pensar si Ryder y yo hubiéramos podido llevarnos tan bien como Mad y Trevor lo hacen.

<< Ryder no tiene novias... >>

Las palabras de Lexi se reproducen en mi mente una vez más y sacudo la cabeza para eliminar todo pensamiento sobre Ryder. Aunque debo admitir que siento algo de curiosidad por saber como están las cosas en Nueva York.

Al volver a la cocina encuentro a Emma muy concentrada observando por una de las ventanas.

—¿Todo en orden? —pregunto acercándome a ella.

—¿Max es tu vecino? —dice sin apartar su atención de la ventana.

—Si...—frunzo un poco el ceño. No sé a que se debe esa pregunta.

Emma voltea a verme con una expresión de lastima.

—Lo siento mucho. —dice poniendo una mano en mi hombro y estallo a carcajadas.

Por un momento logró que me preocupara.

—No es tan malo como parece.

<< ¡¿Qué?! No puedo creer que cabo de decir eso. >>

—¿De verdad? —alza ambas cejas al oír mi respuesta.

—Claro. Al ver la clase de chicas que trae sé lo que no debo hacer para gustarle. —respondo guiñándole un ojo—Ahora será mejor que nos vayamos o llegaremos tarde.

Nos acercamos hasta el carro de Emma que está parado en la entrada del garaje de mi casa y un auto negro estaciona impidiendo que podamos salir. Frunzo el ceño y me cruzo de brazos mientras veo al dueño del auto bajar de éste.

—¿Qué haces Derek? —inquiero sin cambiar mi actitud.

—Iremos juntos al instituto. —afirma acercándose a nosotras.

—¿Qué hay D? —Max aparece de la nada y saluda a su amigo.

—Obviamente ese auto es solo para dos personas. Nosotros somos cuatro...—digo como si fuera obvio.

—Max puede llevar a Emma. —pone una de sus patentadas sonrisas ganadoras.

<< Buen intento. >>

—¿Qué? —Max lo mira con el ceño fruncido.

—Él no tiene ningún problema en llevarla. ¿No es cierto, Max? —responde dándole una mirada de advertencia a su amigo. Éste solo se limita a rodar los ojos con fastidio.

De soslayo logro distinguir como Emma baja la cabeza con timidez y comienza a jugar con su cabello nerviosa.

—Realmente queríamos tener una charla de chicas, así que...—tomo a Emma de la muñeca para subirnos en su auto.