v e i n t i t r é s

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"Y no hay nada que yo pueda hacer.
Excepto enterrar mi amor por ti".



Después de las dos presentaciones que tuvimos en Osaka, Japón en el Kyocera Dome, no tuvimos tiempo de descansar en lo absoluto.
Para el veintiuno y veintidós de octubre teníamos que estar en Taipei, Taiwán y presentarnos en Multipurpose Gymnasium National. La presión estaba siendo ridículamente intensa, y "podía ver lo afectado que todos nos encontrábamos."

—Me duele todo —se quejó JiMin—. Maldición, me duele tanto el cuerpo.

—Eh —TaeHyung corrió a sentarse a su lado—. ¿Necesitas mi habilidad en tu cuerpo?

—¡¿Cómo?!

—Que si quieres un masaje, idiota.

—¡Ese vocabulario! —se fue a quejar de nuevo.

—¿Lo quieres o no?

Nuestro pequeño JiMinnie bufo por debajo, pero al final termino aceptando la propuesta de Kim, negué en desaprobación porque en muchas veces Park era manipulable. Y porque TaeHyung no hacía nada que no le conveniera.

—Hey —me giré a NamJoon—. ¿Gustas?

En sus manos traía un bowl lleno de Kalguksu y un trozo de carne. Hice un gesto de desaprobación y él se encogió de hombros restándole importancia, comiendo nuevamente de su bowl.

Por años vivimos juntos, pero estar todos en un mismo cuarto de hotel me llenaba de poco a poco la paciencia.
Había demasiado ruido a causa de la line maknae y lo peor es que HoSeok se les unía. Esa risa tan escandalosa me podia y mucho, en el sentido de que me daban ganas de meterle unos cuantos golpes a ver si así cerraba de una vez por todas su sucia boca.

—YoonGi —SeokJin me miró con reproche—. Sino puedes aguantar más, mejor sal, distrae tu cabeza y luego vulve sin esa cara de amargado.

—¡Es mi cara de siempre! —gruñí—. Además, no entiendo como demonios tienen tanta energía después del show de hoy, maldición.

—Se llama juventud —habló Nam con la boca llena de comida.

—¡No hagas eso! —le recriminó Jin—. A ver, en serio YoonGi, creo que MinJi está en el segundo piso del hotel, me pareció escuchar que su habitación es la B29.

—¿Me estas dando permiso de ir a con MinJi? —sonreí con desden.

—Sí, porque tu humor de perros no lo soporta ni tu madre.

—Touché.

Me largue de allí.

Sin apuro tome el primer elevador que vi, apretando los botones que me llevarían al segundo piso. En realidad, tampoco era que quisiera molestar a MinJi. Sabía de sobra que estaría agotada como el resto del staff, pero si era lo suficientemente sincero conmigo mismo... me apetecía estar con ella en momentos así, en donde mi cabeza ya no daba para más y mi cuerpo se sentía débil.

Las puertas del elevador se abrieron, dejándome en el segundo piso.
A mi lado izquierdo terminaba el A20 y al lado derecho comenzaban las habitaciones B21, B22, y así consecutivamente hasta llegar a la puerta de MinJi.
Estaba a nada de tocar cuando escuche su voz rota, ahogada en llanto.
Me detuve abruptamente al llamar a la puerta, sólo me quede en estática, escuchando todo lo que ella decía, me parecía que hablaba con alguien por llamada, pues no había respuesta de vuelta a lo que ella soltaba con dolor.

No fue hasta que escuché: «TaeHyung me ha besado, me siento sucia JiHo, él me dijo que no le dijera a YoonGi».
Y después: «¡No, claro que no le devolví el beso! Aún así no puedo seguir ocultando la verdad, me siento ofuscada y presionada por sus actitudes».
Y para empeorarlo: «cuando regresemos a Seoul dejame quedarme contigo, no soporto estar sola en mi departamento sin saber cuando voy a sentirme mal».

承Her | m. ygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora