承Her | m. yg

v e i n t e

"Aveces siento como si me estuviera rindiendo, ninguna medicina es lo suficientemente fuerte."

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Me encontraba tan atareada de aquí para haya, haciendo dobleces en los atuendos de los chicos, tratando de encontrar tonos adecuados para la piel de cada uno y partiendo mi tiempo porque en veinte minutos ingresaría staff nuevo y necesitaban entrenamiento. Entrenamiento que daría yo, e iba desde como tratar a los siete hombres que me volvían loca. Que productos de maquillaje no aplicar y si aplicar dependiendo del tono de piel, que accesorios combinar si se trataba de una reunión de prensa y un sinfín de cosas.

—¡Eh, MinJi! —SeJin, me estaba pisando los talones.

—¡¿Qué?!

—Los de nuevo ingreso ya llegaron, por cierto, YoonGi te estaba buscado —rodé los ojos y encajé un alfiler en uno de los trajes de JungKook—. Ah, si puedes ve al 7-Eleven y compra algo para los chicos después del entrenamiento con el staff.

Odiaba trabajar bajo presión. Pero ya era costumbre desde hace años, lo que me estaban ordenando no era nada a comparación de principio de año.
La gira había sido un drama horrible, y por fin ahora sentía paz.

—¡Ya voy, Sun-a ven aquí y termina con los trajes! —ordené.

Rápidamente busqué mi estuche profesional y corrí escaleras abajo, SeJin me seguía por detras pero seguramente a su paso.

—¡Hey!

De no haber sido por TaeHyung, habría tropezado con mis propios pies.

—Maldición, mierda —solté, a lo lejos escuché la risa de nuestro mánager favorito.

—¿Estás bien? —TaeHyung me regaló una sonrisa cuadrada.

—¡Estoy de maravilla! —chillé—. Ahora si me disculpas, debo continuar mi camino.

Seguí con mi labor, bajando las escaleras hasta llegar a la recepción, en donde yacían veinte cabezas nuevas a punto de firmar su contrato con la muerte.

—¡Buenos días! —saludaron en coro al instante en que me vieron de pie frente a ellos.

—Hola, mi nombre es Kim Min Ji —me presenté—. Llevo trabajando para esta agencia desde hace ya cuatro años, parece poco pero les aseguro que el tiempo no se compara con todo lo que hay que hacer todos los treciento sesenta y cinco días del año.

Aquellos individuos asintieron rápidamente, creo que más bien para convencerse a ellos mismos de que estaban haciendo lo correcto al pedir trabajo en Big Hit Entertainment.

Estaba proxima a explicar algo más cuando unos gritos me detuvieron abruptamente.

—¡D-Dejeme! —una señorita cercana a mi edad forcejeaba con Sang-Woo, guardia de seguridad situado en la puerta principal de la agencia—. ¡No soy una maldita fan! Vengo por el estúpido trabajo.

—Señor Sang —hablé—. Podría soltar a la joven por favor.

—¡Pero ella nisiquiera tiene su estuche o algo parecido! —exclamó.

—¡También expliqué que lo deje en el bus! —rechistó—. ¿Eres Kim MinJi? Debes de serlo, sé que eres la entrenadora de Big Hit, debes creerme. Perdí mi bolso y estuche, pero conseguiré uno nuevo y con los productos más caros en cuanto al cuidado de la piel para los artistas de esta agencia.

Suspire con cansancio, aquella chica ya me había quitado suficiente tiempo y atención como para seguir haciéndolo.

—Sang, cualquier inconveniente yo me haré cargo de ella —aseguré.