v e i n t i c u a t r o

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"Sabía que te necesitaba, pero nunca lo demostre. Pero quiero quedarme
contigo, hasta que tengamos
canas y seamos viejos."




Después de un largo viaje y sin descanso aparente, llegabamos a Macau. Los chicos iban a presentarse en Cotai Arena, se veían agotados y temía por el bienestar de JiMin.
Después del desastre de YoonGi, no volvimos a dirigirnos la palabra, y de eso... ya habían trascurrido muchos días.
Era noviembre, recién nos instalábamos de nuevo en otro desconocido hotel con buen servicio.

—JiMin, ¿cómo te sientes hoy? —cuestioné, tomando asiento frente a él.

—Mal.

—¿Necesitas algo?

—Analgésicos, muchos.

Suspire con intranquilidad, llevaba unas dos semanas presentado diversos dolores pero días antes se le comenzó a ver mucho peor.

—JiMin, creo que llamaré al hospital más cercano para traslarte pronto ahí.

Mi deber no era sólo maquillarlos y hacerlos lucir como un muñeco Ken falso. Sino velar por su salud física y mental.
Por suerte sólo estabamos los dos en una sola habitación.

Debido a ordenes estrictas, a JiMin se le había prohibido el contacto con el resto y en cuanto bajamos del avión también se le ordenó descansar y no ejercer fuerza física.

—Minnie —le vi a los ojos—. No estoy bien pero creo que no estoy tan mal si aún puedo entrometerme y preguntar qué paso el día en que fusite a por YoonGi hyung.

—JiMin, no voy a hablar de ello.

—Noona, por favor.

Recordar era una tortura.
No quería hacerlo.

—Park, me dio miedo ver a YoonGi así... debido a mi —confesé—. Me aterra el hecho de que vuelva a tomar y...

—¿Se propasó, no es así?

Asentí.

—Normalmente hyung sabe tomar con moderación, pero las cosas cambian cuando se trata de ti.

—¿A qué te refieres?

Él sonrió.

—A que él sabe que eres la mujer con la que se va a casar.

De ninguna manera.
Eso no iba a suceder y yo lo sabía tan bien que mi corazón se estrujó, doliéndome incluso al respirar.

—¿Noona?

—Es una locura.

—¿A caso tú no piensas así?

Mi mente se debatió entre decir un "no" rotundo y mi corazón en gritar un débil "sí". No me quedo más que apartar la vista y hacerme de oídos sordos.

—El que calla otorga.

Negué.

—Puedes decir que no, pero es lo que más deseas.

Esa tarde deje el resto del día a JiMin en cuidados de SeJin.
Más tarde me ocupé de redactar un comunicado para avisar a los fans que JiMin no podría ser partícipe en las coreografías debido a sus dolores musculares.
Una vez que concluí con ello, salí fuera del hotel, con la esperanza de no perderme, divagué entre las calles de Macau, visualizado los pequeños puestos de comida o accesorios diversos.

Tuve que regresar cuando mi celular marco las cinco de la tarde, tenía que montar todo el arsenal de maquillaje y los trajes de los chicos. Pero no sin antes haber comprado una estúpida cadena en la que gravé las iniciales de YoonGi y la fecha en la que lo conocí.
Era ilógico, estaba tan molesta con él pero al mismo tiempo moría por estar entre sus brazos. Era difícil.

承Her | m. ygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora