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"Me falta el aliento
cerca de ti."



No sabía exactamente cómo era capaz de sobrevivir cerca de alguien como Min Yoon Gi.
En resumidas ocasiones llegaba a ser una persona increíblemente tóxica.

—En Myeongdong hay miles de lugares para gente joven, ¿sabías eso Min?

—No salgo tan seguido desde que fui aprendiz.

Me mordí el interior de labio inferior. Casi nunca pasábamos tiempo juntos, y casi nunca había oportunidades para hablar del pasado.

—No te pongas tan sería primor, ¡estoy conforme con lo que tengo ahora! —le vi sonreír por el rabillo del ojo.

—Menos mal —traté de alivianar el ambiente—. Sabías también que en Isaac Toast hacen desayunos, ¡ma-ra-vi-llo-sos!

—No, no tenía idea MinJi.

Tuve que rodar lo ojos porque sus cambios de humor eran abruptos.

—¿MinJi?

Desvíe mi vista del semáforo que estaba en rojo.

—¿Has tenido novio antes?

Me puse tensa de sólo pensar en la respuesta a su pregunta.
El semáforo pasó a verde y avancé. Tardé tres segundos en responder adecuadamente.

—Se podría decir que sí —me encogí de hombros, restándole importancia a ése asunto—. ¿Por qué preguntas Min?

—¿Quién era?

Tuve que despegar mis ojos de la calle para verlo sólo un segundo.

—¿Qué importa?

—¿No vas a responder?

—¿Debería de hacerlo?

—¿Quién fue tu novio?

Bufé.

—Dejemos de responder con preguntas, es cansado para mi cerebro —giré en ciento cinco Toegye-ro y a parqué el auto.

—¿Entonces quién era? —insistió.

—¡Dios! —exclamé halando de mis cabellos.

—¿Quién fue tu novio?

—¡Tuve muchos! —mentí.

—Y a mi me violaron —se echó a reír—. ¿Ya, en serio?

—Tuve un novio mexicano, papá me trajo aquí cuando pequeña para que mi educación no fuera tan mediocre, pero al cumplir los diez mamá me llevo a conocer mis raíces latinas —expliqué—. Estuve dos años en un colegio privado y se llamaba Heinrich. ¿Contento?

—¡Increíble! —se bajo del auto, y yo le imité.

—Vamos, me muero de hambre —dije.

No sentí a YoonGi siguiéndome.

—¿Un hostal? —su cara reflejó lujuria con una pizca de diversión.

Me golpeé mentalmente. Había olvidado ese pequeño detalle.
Justo donde estaba el Isaac Toast, se encontraban distintos establecimientos que compartian lugar con un maldito hostal.

—Sí, es un hostal, pero no te ilusiones caballero —caminé hasta él y hale de su manga negra—. Por qué no viste la cafetería o la tienda de sopas y mariscos.

承Her | m. ygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora