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"¿Qué harías si mi corazón
fuera rasgado en dos? "



—¿Disculpa? —di dos pasos hacia tras.

No estaba muy segura de haber escuchado bien. Temí tener un ataque respiratorio y que mi corazón colapsara.

—Disculpada —YoonGi avanzó los dos pasos que retrocedí—. Deja de huir, esta vez no hay salida.

—YoonGi... —las manos comenzaron a sudarme.

—¿En verdad tengo que repetir lo que quiero hacerte?

Le negué.

—Creo que estás yendo muy lejos con tus bromas —añadí.

—¿Te parece que esto es una broma? —bramó, parecía molesto—. MinJi, voy a besarte.

Repentinamente la que se enfadó fui yo. Con fuerza e ímpetu me plante delante de YoonGi, dejándolo estupefacto.

—¿Q-Qué haces? —cuestionó embrollado—. No quieras cambiar los papeles Kim.

—No estoy cambiado nada, estúpido —apreté mis puños—. ¿Quién te crees para ponerme en tan crucial situación?

—Min Yoon Gi —dijo con obviedad.

—¡No estoy jugando!

Quizá me acerque más de lo debido. Pues era capaz de sentir la respiración agitada de YoonGi sobre mí nariz.

—¿¡Y quién dice que estoy jugando!? —me tomó por los hombros—. No me hagas enfadar.

—Tú no me hagas enfadar a mi con tus loqueras.

Apretó la mandíbula, y claramente vi como se tensaba. Y antes de que YoonGi fuera capaz de decir algo más o mandarme a freír berenjenas... Tome la iniciativa y le besé.

Nunca me enteré de dónde es qué saqué él valor.

Lo único que fui capaz de ver fue azul y verde, porque todo lo demás cayó en cuanto nuestros labios se encontraron.

—Creo que te quiero más de lo que puedo —susurré alejándome unos milímetros—. Y eso me asusta mucho, no quiero herirte.

—¿Crees que esto es una forma de herirme? —sonrió—. Porque si es así, no me molestaría que lo hagas seguido.

Le rodé los ojos.
Él no me entendía.

—MinJi, creo que también te quiero más de lo que debo —sus manos viajaron hasta mi cintura, acercándome a él—. ¿Por qué no sólo dejamos que todos los muros que hemos construimos caigan?

—No creo que sea buena idea, lo siento yo... —suspiré.

—¿Si te beso yo, cambiarían las cosas? —su atrevimiento era más que mi autocontrol—. No me arrepiento de nada, y no lo haré.

Dicho eso, fui capaz de sentir la suavidad y textura de sus labios una vez más. Me parecían tan delicados que me costaba mantener la calma, los movimientos era lentos, tan lentos que me hacían querer exigirle más, pero era una profesional desde hace años. Podría esperar más, aunque fuera egoísta y a mi corazón le doliera.

承Her | m. ygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora