Twenty-seven

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Era consciente de mi edad, tanto como él, del mismo modo que era consciente de esto. Y si él podía jugar, yo también.

Me aferré a su cuello a la vez que él besaba desesperadamente el mio. No había ropa de por medio por lo que podía sentir la punta de su miembro si solo hacia un movimiento de mi cadera.

La niña estaba solo a unos metros de aquí, pero si a él no le importaba a mi menos. Porque había dejado de importarme quien era ella y de donde venia. Porque él seguía diciendo que quería hablar conmigo, pero cada rato que teníamos lo último que hacíamos era hablar, y si aél no iba a importarle más que poner sus manos sobre mi, a mi tampoco iba a importarme más que meta su polla en mi.

Porque en cierto modo estaba actuando como, según los psicólogos los hombres lo hacen, o como una adolescente caliente, aunque siendo sincera, no me gustaba ninguno de los dos, yo prefiero pensar que soy inteligente y elijo que pensar, y en lo que quiero pensar ahora - y siempre que estoy con él - en como hacer que su pene se meta lo más profundo de mi.

- Sujetate de mi cuello -

- Eso hago - reí con burla

- Oh que graciosa - medio gruño a la vez que entraba en mi haciendo que me pegue la cabeza contra la pared. Ambos soltamos una risa.

- Karma - se pego más a la pared para así poder penetrarme mejor. No podía decir que Harry era el mejor en esto porque no había tenido otras experiencias, pero que me hacia delirar de placer, lo hacia.

Mordí su hombro ahogando gemidos. Mis piernas estaban cansadas y estaba segura que me iba a salir un moretón en la cola. Con su cara entre mis manos, las baje de sus mejillas a su perfecta mandíbula, aunque todo era jodidamente perfecto en su anatomía.

Mis pechos rebotaban entre ambos y nuestras pieles chocaban por sus bruscos movimientos.

- Daddy - gimo en su oído para después morder su cuello aferrando más que antes a este, porque no sé cuanto más duren mis piernas, apoyando mi cabeza en su hombro a la vez que me movía con él. 

El orgasmo me arrasó dejándome sin fuerza alguna haciéndome lloriquear sobre su piel.

Si algo bueno tenia Harry es que, de algún modo - más sexual que nada- el siempre estaba ahi para cuidarme y ser precavido. Así que me sujeto fuerte aunque también estaba débil después de haberse venido en mi estomagó y me llevó hasta el sofá, no sin antes tirar los juguetes de allí al piso, y dejarme acostada sobre él.

- Que  haces? - murmuré cuando sentí que ya movía demasiado mi pelo.

- Uhm, la calefacción esta al máximo y estoy  seguro que esto - apenas da un leve jalón a mi cabello- te estaba dando calor, así que lo ato - paso una mano por mi cabeza y efectivamente, me había hecho una coleta.

- Wou, no sabia esa habilidad, gracias -

- Tuve el pelo largo, no como tu, pero lo tuve - 

- Si?- me apoyo en su pecho para mirarlo mostrándome interesada en el tema. Asiente. No aportando más.

- Y que lo hiciste?-

- Lo doné - 

Eso no me lo esperaba, aunque podría haberlo hecho, digo, tampoco es tan impropio de Harry.

Cerró sus ojos bajo mi atenta mirada, su mano bajó de mi espalda haciéndome sentir frío en esa zona de golpe. Debajo de sus ojos habían una pequeñas, casi invisibles  ojeras, diciendo la verdad de las cosas que trata de ocultar, claro, junto a otras cosas, tal vez como la barba de unos días que yace en parte de su cara o esos bostezos que se le escapaban. Él claramente estaba cansado, aunque no sé si física o mentalmente. Aunque si fuera la primera, siendo sincera, no me importaría mucho. 

Daddy?  ;; hsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora