~22~ |Vicente Mencia

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Mis dedos toman la hoja sin delicadeza, observo hacia el pasillo pero no logro distinguir las cosas así que voy hasta allí y una vez que estoy segura de estar sola en la segunda planta me encierro en la habitación.

Siempre me he preguntado dónde estás, dónde está nuestra hija...me deja tan impotente el ni siquiera saber su nombre espero que la hayas llamado Venu como mi abuela, me gusta pensar que así es. La verdad es que no puedo parar de pensar en muchas cosas y todas ellas tratan de ti pero lo que más me atormenta querida Elena es el recuerdo de ese día.

Me pediste que vaya a esperarte en el aeropuerto, habíamos acordado ir juntos allí no por separado pero me dijiste que había surgido un problema y que querías hablar conmigo allí, me dijiste que no viajarías conmigo.

Fui, te esperé una hora y allí estabas...me sorprendí al verte con la panza grande y la respuesta me invadió sin rodeos: estabas embarazada.

Me alegré como nunca antes, pero luego vi tu expresión y sabía que algo andaba mal.

Estoy embarazada Dijiste con cierta vergüenza.

Yo me acerqué a ti y te abracé.

No pasa nada, en donde iremos a vivir hay muchas oportunidades.

Entonces te alejaste de mí, llorando.

Te engañé, todo este tiempo te he estado engañando.

No entendía lo que decías a si que te pedí que tomes asiento y te relajes no quería que le pase nada a nuestro bebé.

Tengo 16 años Vicente.

Me quedé atónito, no podía hablar...me habías mentido, mi amada me había mentido.

Pero me dijiste que tenías 20 años Elena, ¿por qué?

Seguías llorando y no lograba hacer que te calmaras.

Siempre estuve enamorada de ti, pero sabía que sí te decía mi edad nunca me harías caso...

No podía creer lo que escuchaba, no quería hacerlo.

Tienes que irte sin mí.

Te levantaste y secaste tus lágrimas.

Mi papá ya se enteró y quiere tu cabeza a como de lugar, vete a donde íbamos a ir.

Me negué y te rogué para que vengas conmigo pero tu decisión ya estaba hecha.

Si me amas vete de aquí.

Me diste un último beso y te fuiste... desapareciste de mi vida para siempre llevándote a nuestra hija.

Sin darme cuenta había estado llorando mientras leía la carta...seco las lágrimas mientras asimilo todo esto.

Mamá me estaba mintiendo todo este tiempo, ¿por qué?

—¿Venu qué estás haciendo?

Me levanto de la cama asustada y guardo todo rápidamente, me seco de nuevo las lágrimas y cuando abro la puerta estornudo.

—Limpiando tía, ¿que no ves?

Me aseguro de tapar muy bien mi nariz porque sé que está más que rojo.

—¿Pero por qué te encierras? —Me hace a un lado y observa preocupada hacia su armario.— Si limpias no deberías de encerrarte.

Desde tu llegadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora