~21~ |Vicente Mencia

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Martes

Lo primero que hago al llegar al colegio es buscar a Montserrat, espero que no haya pasado algo malo pues ayer no recibí llamada alguna ni de ella ni de Guillermo.

Imagino que todo acabó bien, espero que sea así.

Después de buscar por todos los lados en donde ella frecuenta, voy al baño el único lugar que me falta y allí la encuentro.

Se encuentra en un cubículo, la mochila en el suelo la delata.

—Montse...

Cuando lloro me gusta estar sola, canalizar todos mis pensamientos en una sola cosa, llorar. Desahogarme en el silencio de la soledad, pensar tranquila y recuperarme sola pero sé que Montse no es así.

Tampoco digo que no me guste la compañía, pero si me dan a elegir preferiría estar sola para poder desahogarme bien.

El cubículo donde ella estaba se queda vacío, ella me observa unos segundos y luego me abraza.

—Sólo quiero desaparecer, cerrar los ojos, no escuchar...

Lo único que puedo hacer para que reaccione es pegarle y eso es lo que hago.

Le propino una cachetada y la obligo a mirarme.

—Oye, no quiero que vuelvas a decirlo. Simplemente no puedes, ¿ok?

—Venu... —Me mira atónita.

—No puedes pensar en eso, él no merece tu vida... pasará siempre pasa.

Montserrat empieza a llorar y yo la acompaño al lava manos.

—Anda mójate la cara.

Así lo hace y mientras tanto le propino palmadas en la espalda.

—Te vas a maquillar y nos vamos a ir a clases, ¿está bien?

Asiente y yo la espero fuera del baño.

Mientras espero me encuentro jugando con el celular y alguien me lo saca.

Es él, sonriendo frente mío con la luz del sol a sus espaldas. Una verdadera obra de arte.

—Hola Venu.

—Hola Nielson.

Intento tomar mi celular pero él lo guarda en su bolsillo trasero, no puedo poner mi mano ahí.

—No te preocupes te lo devolveré.

—Obvio que me lo devolverás.

En sus ojos aparece un brillo juguetón.

—¿Qué pasaría si no?

Me molesto por su comportamiento indescifrable, un día me ama, al día siguiente me observa en secreto, otro día viene y me arrebata el celular, luego no podemos estar juntos.

—¿Por qué me buscas? Tu novia puede estar aquí cerca, ¿sabes? —Me cruzo de brazos y apoyo contra la pared.

Su novia cada día me cae peor, ahora más al recordar que su mamá es la profesora de biología.

—Es por eso que te estaba buscando...ella ya no estará aquí.

—¿He?

—Nos iremos Venu, mañana por la mañana.

Un golpe silencioso en la boca de mi estómago, mis oídos dejan de cumplir su función y sólo soy capaz de mirarlo.

Se irá, ahora sí.

Desde tu llegadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora