P R Ó L O G O

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...

Podría empezar contándoles cómo
acabé aquí, en esta sala con paredes pintadas de azul sillas blancas y una persona dentro aparte de mi, claro.

Pero no lo haré detalladamente, con una sola palabra comprenderán más que bien.

"HABLAR"

Así es, por hablar me mandaron aquí y quien sabe qué tendré que hacer.

La profesora de Biología no se lleva bien con nadie y no soy la excepción.

Cambio la postura de mis piernas y dejo de golpear la silla al lado mío, tengo una manía de tocar una música por cualquier superficie con mis manos.

La directora cierra la puerta al entrar y nos mira.

—Señorita Venu... —La directora alza un ceja en mi dirección.

Asiente medio sorprendida y luego gira hacia el chico que se encuentra frente mío.

—Nielson... ¿Qué haces aquí?

El chico levanta la cara mientras toquetea su celular con las manos.

—El profesor de matemática.

La directora le hace un gesto para que siga.

—Quería que responda algo pero yo...  no pude.

La directora asiente mientras ríe.

—¡Que día tan sorpresivo!

~°~

La directora nos asignó un trabajo, el de juntar la basura desparramada por todo el patio del colegio.

Es genial hacer esto en tu último año.

¡Maravilloso!

Nielson junta la basura sin hablar, me pregunto cómo puede estar tan callado.

Tan tranquilo.

Me saco los auriculares y dejo la bolsa junto a un árbol.

—Nielson, ¿De dónde te conozco?

Él se gira y frunce el ceño, su labio inferior se levanta un poco.

Que tierno.

Espera... ¿Qué?

—Estamos en el mismo curso.

Río nerviosa, yo no soy esa clase de personas que pasan de alguien, o eso creo.

—Perdón... algunas veces me olvido de las personas, ¡En serio! Que vergüenza —Me pongo roja—. Un gusto en conocerte.

Él me mira raro y estrecha mi mano.

Me encantaría relatar que la tarde en compañía con Nielson fue genial, más no es así.

Él no volvió a dirigirme la palabra, mi incontención verbal y yo casi tenemos tres infartos.

Una vez que juntamos todas las basuras me dirijo hacia la oficina de la directora.

Algo se cae tras mío.

—Maldición... —Nielson se encuentra en el suelo revisando algo.

—¿Qué?

No escuché lo que dijo.

Él niego mientras se para, toca su celular varias veces.

Alzo las cejas en señal de comprensión.

—¿Sabes? Siempre se me cae el celular, te puedo ayudar.

Extiendo mi mano y él me mira dudoso, sus cejas se juntan y lentamente me pasa el celular.

Ahí donde sus dedos tocan mi mano siento millones de descargas, no puedo evitar sonreír.

—Listo.

La pantalla cobra vida mientras le paso el aparato.

—Gracias.

Sonríe de lado y aparta la vista.

Sonrió.

Me giro mientras muerdo mi labio y entro en el colegio.

Sonrió y esa sonrisa...

Fue hermosa. 

Y no exagero, bueno tal vez sí.

Una sonrisa cargada de mucho misterio, muy agradable a la vista.

Desde tu llegadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora