~33~ |Lástima

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...

Sábado

Con ayuda de Carlos y mamá subo al auto, me gusta decir con ayuda de tal persona, aunque no sea así.

Más bien sería, Carlos y mamá me suben al auto puesto que no puedo hacer algo para ayudarlos a aligerar la carga. En este caso, yo.

—Ya está —Carlos me sonríe y cierra la puerta.

Silenciosamente observo como guardan mí silla de ruedas en el porta equipaje y centro mi mirada en el asiento frente mío, el del copiloto.

No saben cuán resignada estaba en llamar a esa silla de ruedas silla de ruedas. 

Pero al pasar el tiempo comprendo que esta silla de ruedas es mí silla de ruedas, que se ha convertido en algo tan indispensable para mí... puede que no pueda mover mis piernas pero mí silla de ruedas hace que pueda moverme.

Así que, sí.

Es mí silla de ruedas.

—¿Por qué tan callada? —Mamá me sonríe.

—Solo pensaba en cuan indispensable es la silla de ruedas para mí —Respondo y le sonrío—. ¿Te acuerdas de cuánto odiaba verla?

Mamá asiente y luego besa la coronilla de mi cabeza.

—Eres lo mejor que me ha pasado, me llena de tanto orgullo ver cómo estás manejando esto, te amo cariño.

Le sonrío y siento como mis ojos se humedecen, por suerte Carlos interviene.

—Eres una guerrera nata.

También le sonrío.

Desde que salí del hospital mi relación con Carlos ha ido más bien, creo que por fin puedo aceptar la idea de mamá siendo novia de Carlos.

Comprendí que si ella es feliz con él, yo también puedo serlo porque si la persona que amas es feliz, eso te hace feliz a ti.

El viaje a casa de papá ya se me está haciendo costumbre.

Uno: Porque mi rehabilitación la hago en una clínica de esa ciudad, resulta ser que el amigo de papá es el director de allí.

Dos: Porque papá y mamá acordaron que los fines de semana pasaría con él.

Luego de casi una hora el auto para frente a la bonita casa de papá, me siento nerviosa y sé el motivo.

Ver a Jane.

Sé a ciencia cierta de que el peor sentimiento que un humano puede tener hacia otro es el de la lástima.

Y lamentablemente siento lástima por Jane, también estoy preocupada.

Desde tu llegadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora