Día Veintisiete.
- Despierta - susurré besando su frente -. Despierta - besé su mejilla derecha-. Despierta - mejilla izquierda-. Despierta - besé su nariz-. Despierta - besé su labios cortamente.
- Karol, si sigues besándolo seguirá fingiendo qué está dormido - Dijo Valentina desde su cama mientras se ponía unas botas de tacón alto-.
- Cállate Valu - dijo Ruggero sin mover los labios y sonreí-.
- Se que estás despierto - pasé mis manos por su frente y puse sus rizos hacia atrás-.
- Por culpa de Valentina - Ruggero se quejó poniéndome sobre él, sonreí antes de besar sus labios con suavidad-.
-¿Adónde vas? - pregunté cuando Valentina roció unas gotas de su perfume favorito. Ella comenzó a caminar hacia la puerta contoneando sus caderas, cuando llego a la puerta y la abrió, se giró para mirarme-.
- Voy a disculparme con Mike, y probablemente usar unos cuantos de esos buenos condones - dijo con tanta rapidez qué apenas escuché, cerró la puerta de un portazo y la carcajada de Ruggero resonó en toda la habitación-.
- El maldito de Mike tendrá un buen sábado - dijo pasando sus manos por mi espalda y mirándome con cara de cachorro-.
- Tú estás muy lastimado para tener un buen sábado - golpee su brazo y él sonrió-.
Me escapé de su agarrare y me giré para ver como se incorporaba sentándose en mi cama.
De la pequeña nevera saqué una botella de agua y luego tomé las dos pastillas que le tocaban a esta hora.
Le entregué ambas cosas y en pocos segundos me devolvió la botella sin gota alguna de agua.
-¿Quién te dio esto? - preguntó levantando el paquete de los seis bombones qué me dio Sebastián ayer. Ahora mismo solo quedaban cuatro-.
- Sebastián - susurré rezando para que no me escuchara-.
- Jesús - se pasó las manos por la cara y se puso de pie-. Debo hablar con ese chico - dijo pasando por mi lado-.
-¿¡Qué!?- chillé caminando detrás de él- No Ruggero, déjalo ir, Sebastián es solo mi amigo - él se estaba abotonando la camisa que estaba sobre la silla, luego se metió rápidamente en los jeans y apretó con una fuerza inhumana las cuerdas de sus botas-. Ruggero - advertí-.
- Déjalo ir tú, iré a por ese cabrón - dijo acercándose al lugar donde las llaves de mi auto estaban, las tomó y giró el pomo de la puerta-.
- Si sales por esa puerta no te molestes en regresar - hablé con frialdad. Ruggero se detuvo en el umbral de la puerta. Me dedicó una mirada sobre su hombro antes de cerrar la puerta con suavidad-.
Ruggero.
Me resultaba muy difícil conducir el auto de Karol, era muy bajo y tenía un maldito sonido de motor que mi amada camioneta no tiene.
Me costó al menos 16 minutos conseguir la dirección de Sebastián, pero tengo mis contactos.
Aparqué al lado de un auto y fruncí el ceño.
¿Es qué este maldito tiene un auto y una moto?
Bajé del auto y camine la pequeña entrada hasta el porche.
Toqué la puerta y me retiré para esperar que abrieran.
-¿Male?- Solté cuando Malena abrió la puerta-.
-Umm, ¿Ruggero? - me imitó riendo-.
-¿Qué haces aquí? - pregunté-.
- Sebastián venía por su auto, saldremos - dijo ella y unos pasos sonaron cerca de nosotros-.
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Treinta. (Ruggarol)
RomanceTreinta, sólo dame treinta dias y lo conseguiré. Novela Adaptada, todos los créditos al autor