Capítulo Veintinueve.

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Día Veintiocho.

- Mike - llamé a mi amigo quién conducía hacia la universidad. Se había comprometido a traerme hasta qué arreglarán mi camioneta-.

- ¿Qué pasa viejo?- preguntó dirigiéndome una mirada y luego volvió su vista hacia la carretera-.

- Umh, me preguntaba si tú tal vez podrías ceder un poco.

- ¿Sobre qué? - se hizo el desentendido y yo rodé los ojos-.

- En cuanto a lo mío con Karol.

- Ustedes no están en ninguna relación.

- Lo se, pero yo realmente necesito qué te apartes un poco.

- De ninguna manera.

- Mike, por favor- rogué - No pienso lastimarla.

-Bien - dijo entre dientes-.

-¿Sí?

-Si.

- ¡Maldita sea si! - brinqué en mi puesto y me lancé para abrazar a Mike, él gruño y besé su mejilla-.

- No hagas eso de nuevo - advirtió-.

- Mierda, si, gracias Mike.

- Si lo qué sea - él rodó los ojos -. Trataré de controlarme, porque Valentina también me lo ha pedido, pero quiero que sepas Ruggero, qué mi padre tiene una escopeta, sólo hazla llorar una vez y juro que serás un maldito colador en segundos.

- Entendido, sin lágrimas - sonreí mientras me dejaba descansar sobre el asiento, mi corazón latiendo a mil por hora-.

**

Caminé con rapidez por los pasillos, Karol estaba buscando algo en su casillero. La tomé de la cadera y la giré estampando mis labios sobre los de ella. No movió sus labios por unos segundos pero luego se relajó y paso uno de sus brazos por mi cuello.

-Hola - dije sobre sus labios todavía-.

-Hola -susurró conectando su mirada con la mía -. Si mal no recuerdo ya no te quedaban besos - paso sus dedos por el borde de mis labios quitando su labial de mi boca-.

-Me vale mierda eso - puse su cabello detrás de su oreja y volví a besarla-.

- Tengo clases - se quejó sin dejar de besarme -. En serio - me apartó un poco y yo asentí-.

- ¿Nos vemos en el almuerzo?- tomé su mano-.

- Seguro - me guiñó el ojo antes de comenzar a caminar-.

Joder como la amo.

Tomé mi teléfono celular y marqué rápidamente el número de Agustín.

- Mierda, ¿Qué?- contestó con voz rasposa-.

- ¿A qué hora entras hoy a clases?- pregunté caminando hacia mi clase-.

- A las diez, ¿Por qué?

- Necesito qué me traigas veintiocho rosas.

**

- Vas a hacer qué me caiga Ruggero - Karol puso sus manos sobre las mías que estaban en sus ojos, la estaba guiando fuera de la universidad luego del almuerzo-.

-No te dejaré caer Mowgli, lo juro -besé detrás de su oreja. La puse frente a su auto y lentamente quité mis manos de sus ojos-.

- Tienes qué estar jugando -susurró observando su auto. Veintiocho rosas adheridas con un poco de cinta a su auto. Se giró con una sonrisa-. Cada día me sorprendes más - ella caminó lentamente y pasó sus dedos por los espacios vacíos. Con sumo cuidado retiró cada una de las rosas, me acerqué a ella cuando solo le faltaba la última-.

Treinta. (Ruggarol) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora