Día tres.
- Karol despierta -palabras suaves y cariñosas resonaron en mi cabeza haciéndome abrir los ojos-.
Lo primero que vi fue la piel del cuello de Ruggero.
Me hice hacia atrás para poder mirarlo, le sonreí y él beso mi nariz.
- Buenos días - susurró quitando los cabellos de mi frente-.
- Buenos días.
- ¿Estas mejor ahora? -preguntó pasando sus manos por mi cabello-.
- Si, gracias por todo Rugge - dije en un bostezo- ¿Qué hora Es?
- Las 6 y 23 -contestó mirando el reloj de su mesita-.
- Me gustaría tomar una ducha - le dije mirándole-.
- ¿Eso es una invitación? -ronroneó-.
- Definitivamente no.
- Nada perdía con intentar -rodé los ojos y el rio-. Escucha, puedes tomar una ducha no hay ningún problema, yo saldré a ayudar a los chicos con el desayuno y a hablar con ellos sobre lo que te pasó, anoche explotaron mi teléfono con mensajes y llamadas.
- Esta bien, gracias por todo de nuevo -besé su mejilla-.
- No pasa nada, ahora ve y alistate que no podemos llegar tarde a clases - Me alborotó el cabello y salió de la cama en bóxers a diferencia de mí que aún usaba la ropa de ayer-.
Jesús dormí demasiado.
Me puse de pie, tomé mi pequeño bolso y me adentré en el baño de Ruggero.
Ugh que asco.
Una caja de condones reposaba sobre uno de los estantes del baño, bóxers por todos lados y crema dental exprimida en el lavamanos.
Simplemente asqueroso.
Saqué la ropa limpia de mi bolso dejándola sobre el retrete, puse la ropa interior sobre esta y la toalla sobre la ducha.
Me quité toda mi ropa y la doble metiendola en el mismo bolso donde traía la limpia.
Tomé mi shampoo y mi acondicionador antes de adentrarme en la ducha.
Trate de no tardar demasiado para no llegar tarde a clases.
Cuando me estaba sacando el jabón para salir la puerta del baño se abrió.
- Karol apurate -se quejó la voz de Ruggero-.
- Ya voy a salir - le indiqué-.
Un jadeo se escapó de sus labios y luego se aclaró la garganta.
- Jesús Karol, nada más con ver tu ropa interior me he puesto duro.
- ¡LÁRGATE! -grité, lo sentí reír y cerrar la puerta-.
Rodé los ojos y cerré el agua.
Sequé mi cuerpo y luego me vestí.
Unos jeans oscuros, un suéter rojo con incrustaciones doradas y unas zapatillas negras.
Peine mi cabello y lo dejé suelto, no me puse gran cosa en cuanto a maquillaje, un poco de rimel y brillo labial únicamente.
Salí del baño y dejé mi bolso en el suelo al lado del closet de Ruggero.
Tomé la chaqueta que use ayer, mi móvil y salí de la habitación. En la sala no había nadie, los murmullos se escuchaban en la cocina.
Entré en ella y la mirada de todos cayó sobre mi.
ESTÁS LEYENDO
Treinta. (Ruggarol)
RomanceTreinta, sólo dame treinta dias y lo conseguiré. Novela Adaptada, todos los créditos al autor