Día once.- A las once en el departamento, no se te olvide por favor - le dije a Valentina mientras ella caminaba a la puerta para ir donde su familia-.
- Lo sé, Karol -dijo Ella, tomó su bolso y salió-.
A Jorge no lo había visto hoy, puesto que se fue desde bastante temprano a casa de sus padres.
Mis nervios aumentaron cuando el reloj indicó las 7:12 PM, Ruggero estaría aquí en 18 minutos.
Me mire al espejo y suspiré, mi cabello estaba completamente liso sobre mis hombros y espalda, mi cuerpo cubierto por un vestido color coral entallado en mis pechos y luego suelto y algo abombado, unos tacones color azul claro y maquillaje sencillo.
Me puse perfume y acomodé todas las cosas cerca de la puerta para cuando Ruggero llegará.
Pase una pequeña lista en mi cabeza comprobando que llevaba todo.
Teléfono celular.
Pastel de manzana y canela.
Abrigo.
Dinero.
Labial.
La puerta crujió bajo los dedos del que me imagino que sería Ruggero.
Abrí y efectivamente era Ruggero.
- Oh Dios del cielo, yo trato de controlar mis impulsos y tu me pones en frente a un ángel -Ruggero dijo mirando al techo-.
- Supongo que es un cumplido.
- Supones bien -él movió las cejas y yo rodé los ojos-.
Me gire para tomar mis cosas y me sobresalté por el gritó de Ruggero.
- ¡Mierda!, ¡Tu maldito trasero!, ¡¿Llevas bragas?!
- ¡Por supuesto idiota! -grité y lo golpeé-.
- Jesús Karol, tu culo se ve tan bien en ese vestido que podría tocartelo corriendo el riesgo de que me cortes las bolas.
- Te detesto, cerdo asqueroso -puse la caja del pastel en sus manos con fuerza haciéndolo tambalear -.
Tomé mis cosas y salí dando un portazo.
No espere a Ruggero ni un minuto, caminé a paso rápido hacia su camioneta, agradecí a Dios del Cielo que estuviera abierta, abrí la puerta de golpe y sobre el asiento 11 rosas en un pequeño ramillete.
Suspiré y las tomé antes de sentarme.
Cerré la puerta y esperé a Ruggero mientras guardaba la torta en la parte trasera del auto.
- ¡Karol! -suplicó-.
- No me hables - le corté de inmediato-.
- Pero Karol.
- Nada, no me hables -miré por la ventana y él suspiró-.
El recorrido a casa de Antonella fue bastante rápido, el tránsito era ligero y Ruggero conduce bastante rápido.
Bajé del auto y tomé entre mis manos la tarta.
Caminé hasta la puerta de la casa y esperé a Ruggero.
- Karol -su brazo buscó rodear mi cintura pero no se lo permití-
Él bufó e introdujo las llaves en la cerradura.
El olor a pavo recién cocinado se coló por mis fosas nasales, aspiré deleitandome, Ruggero se puso por detrás de mi ayudándome a salir de mi abrigo.
ESTÁS LEYENDO
Treinta. (Ruggarol)
RomanceTreinta, sólo dame treinta dias y lo conseguiré. Novela Adaptada, todos los créditos al autor