Capítulo Ocho.

7.4K 308 52
                                    


Día siete.

- ¡Hey ustedes! -Lio gritó hacia nosotros, Ruggero estaba acariciando mis mejillas con una de las siete rosas que me dio hoy, cuando Lio nos llamó, el bajo la rosa y me la dio por debajo de la mesa para reunirla con las otras seis.

Estábamos todos en la mesa del almuerzo.

- ¿Que? - Ruggero gruño-.

- Estábamos hablando sobre planes para está noche, es viernes - Jorge rodó los ojos como si de algo lógico se tratara-

- Vayamos a un bar - dije rápidamente y todos me miraron-.

- ¿Quieres ir a un bar? - Agus preguntó comiendo una patata-.

- Si, jamás he ido a uno - me encogí de hombros-.

- ¿Nunca? - Mike preguntó asombrado-

- Nunca, entre a la universidad con 17 años, cumplí los 18 este año y aún no he tenido la oportunidad de ir a uno -los mire a todos-.

Valentina y Ruggero tienen 19 años, Mike, Lio y Agus tienen 20 y Jorge cumplirá los 22 dentro de pocos días.

- Bueno entonces iremos a un bar hoy - Ruggero sonrió y besó mi cabeza-.

**

- ¡Dios mío Karol estas hermosa! - Valentina chilló cuando me puse mi vestido-.

El vestido era bastante sencillo, color azul rey y unos tacones cerrados color negro.

Valentina enrollo las puntas de mi cabello y me maquille sencilla.

- Bueno tu también estas hermosa -comenté y ella modelo por toda la habitación-.

La bocina de la camioneta de Ruggero nos hizo tomar las chaquetas y caminar a la puerta.

Valentina corrió hacia la camioneta mientras yo le puse cerrojo a la puerta.

Camine vacilante debido a los altos tacones, la ventanilla del conductor se abrió y Ruggero me guiño el ojo.

- Vas de copiloto Karol - me aviso-.

Subí por la puerta del copiloto y salude a todos los chicos.

- Karol, el único de todos nosotros que puede beber legalmente es Jorge, si quieres algo se lo pides a el - Ruggero me explicó-

- Ni se te ocurra aceptar bebida ajenas - Mike agregó-

- Esta bien papás -rodé los ojos y mire por la ventana-.

"Seven".

Se leía en letras moradas de neón.

Bajamos todos juntos y nos pusimos en fila para entrar.

Un hombre enorme me miró de arriba a abajo haciéndome estremecer.

Las manos de Ruggero tomaron mi cintura y me apegaron a su cuerpo.

- Identificación muñeca -hablo aquel enorme hombre-.

- Soy mayor de edad - le respondí indignada-

- Lo se, tienes un cuerpo precioso - se lamió los labios y Ruggero gruño-.

- Freddy es mi chica - le comentó con rudeza-

- Esta bien Pasquarelli -le guiño un ojo y volvió a mi- Debo ver tu identificación cielo -rodé los ojos y le mostré la maldita identificación-.

El sonrió y quitó la cinta permitiendome pasar.

Los siete entramos al bar y mi boca cayó al suelo.

Todo era blanco, mesas, sillas, piso y el techo, pero luces de neón de todos los colores le daban vida al lugar.

Treinta. (Ruggarol) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora