Capítulo 3: Equipo Minato.

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     La Senju se levantó de la cama, fue al lavabo y se cambió para ponerse su traje de entrenamiento. Se estaba muriendo de sueño, pero no tenía tiempo para descansar. Ató su pelo en una coleta alta y pensó en cortárselo. «Pero no me quedaría bien, estoy segura», se dijo, descartando la idea.

     Salió a su patio y decidió dedicar su entrenamiento a la agilidad. Así que creó unos clones de sombras y empezó a esquivarlos mientras ellos la atacaban. Cuando acabó, se duchó y se puso su traje ninja.

     Salió pronto de casa para no llegar tarde, y, gracias a ese margen de tiempo, no tuvo que caminar sobre los tejados de los edificios. 

     Pasó delante del distrito Uchiha y vio que uno de ellos la observaba, e incluso la saludó con la mano, ¿qué se había creído ese niño? Era menor que ella y llevaba una coleta baja. Se podía notar en su rostro unas pequeñas ojeras. La Senju frunció el ceño y siguió hasta la academia, dejando confuso al Uchiha.

     Caminó con las manos en los bolsillos mientras pensaba sobre qué podía hacer en clases, ya que no tenía más libros que leer. Se le ocurrió prestar atención, pero se veía incapaz. Ya había estudiado todo aquello y al final acababa recordando a su anterior equipo.

     Mientras andaba hacia su escuela se encontró con Asuma, el cual no dudó en ponerse a su lado y empezar a hablar con ella.

     —Hoy te sentarás con nosotros, ¿verdad? —dijo Asuma, sonriendo.

     —No creo —susurró Makoto, encogiéndose de hombros.

     —Venga, que hoy dirán los equipos —comentó él, notablemente contento.

     —¿Y eso qué importa? —preguntó la Senju, escondiendo el hecho de que se había olvidado totalmente de eso.

     —Pues que es un día especial. —Ella suspiró, no quería oponer más resistencia.

     —Está bien —habló, rindiéndose mientras veía como la Yūhi se aproximaba a ellos.

     —Hola, chicos —dijo Kurenai, haciéndoles un ademán con la mano mientras corría hacia ellos—. ¿Listos para que nos digan los equipos? —La Senju se encogió de hombros.

     —Claro que sí, es más, Makoto se sentará con nosotros. —Kurenai sonrió ante las palabras de su compañero.

     —Venga, apresuremos el paso —dijo Kurenai, agarrando la mano de la Senju mientras Asuma fruncía el ceño ante tal exclusión. Su amiga era mucho más amable con alguien que acababa de conocer que con él.

     Al llegar a clase, se sentaron en la banca de siempre. Mientras Kurenai le hablaba a Asuma, Makoto decidió dormirse un rato.

     Había desarrollado el hábito de dormirse en cualquier sitio. Como en el pasado no podía dormir por las noches, lo hacía donde podía, y esa costumbre la estaba persiguendo en su vuelta a la academia.

     Al entrar el maestro en la clase, Asuma y Kurenai despertaron a Makoto, pero como a ella le daban igual los equipos se volvió a dormir.

     Makoto no abrió los ojos en toda la clase, así que a sus compañeros no les quedó más remedio que decirle su equipo, el único equipo de cuatro personas sin contar al profesor. Y todo era porque Makoto había tenido que volver a la academia. Le gustara o no, había sobrevivido.

     Kakashi Hatake, Rin Nohara, Obito Uchiha y Makoto Senju. Ellos cuatro. Ni más ni menos.

     ¿Un Uchiha? El Hokage no sería capaz de hacerle eso. No quería ir con un Uchiha, y menos con el señor «nunca me rindo porque ese es mi camino ninja». No sería capaz de aguantar ni veinticuatro horas en su equipo.

ANBU | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora