Capítulo 23: Hospital.

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     —¿Makoto? —Rin golpeó la puerta de la casa de la Senju. —No contesta —le dijo a sus compañeros de equipo.

     —Makoto no es de las que llega tarde —comentó el rubio, Kakashi asintió—. Además, siento su chakra dentro.

     —Quizá se ha quedado dormida. —Minato rió. —Aún así, creo que deberímos intervenir por si le ha pasado algo serio —habló Kakashi con convicción, esperando que los demás estuvieran de acuerdo.

     —Rin, entra tú, eres una chica —dijo Minato, que había comenzado a preocuparse por su alumna.

    —Pe-pero... —Minato agarró una piedra que estaba al lado de la puerta, le dio la vuelta y desenganchó una llave de su base. Se la entregó a la Nohara, que asintió un tanto nerviosa. —Bi-bien. —Introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta.

     Entró en la casa de Makoto, seguida por las miradas de sus compañeros. El edificio estaba ordenado, tal y como se esperaría de la Senju. Rin, recorrió la planta baja de la casa, pero no había rastro de su amiga. Decidió subir las escaleras y llegó a la segunda planta, en la cual estaban los dormitorios.

     —¿Makoto? —Abrió la puerta de una habitación cualquiera, pero su compañera no estaba allí. Entró en un lavabo, pero tampoco la vio. —¿Dónde estará? —se preguntó a sí misma, abriendo otra puerta.

     Pero, en cuanto vio la grotesca escena, deseó no haberlo hecho. Makoto estaba tirada en el suelo, sobre un charco de sangre, pálida como un cadáver. Llevaba puesto su pijama blanco, que se había teñido de un rojo granate. El grito de la Nohara no tardó en llegar, y fue seguido por los rápidos pasos de Minato y Kakashi. En cuanto vieron a Makoto en ese estado, Minato decidió cargar con ella en su espalda y llevarla al hospital. Kakashi corrió detrás de su maestro mientras miraba el pelo de la chica, que se había puesto del mismo color que sus ojos —rojo— por haber estado en contacto con la sangre.

     "¿Quién le habrá podido hacer algo así a una ninja como Makoto? —se preguntó el Hatake, enfadado—. Dije que la protegería, pero no he podido hacerlo... ¿Qué clase de amigo soy?"

     Llegaron al hospital y dieron de golpe con Tsunade, que se quedó mirando a su prima durante algunos segundos. Las manos de la mujer comenzaron a temblar y llamó a un médico para que examinara a la niña.

     Al cabo de seis horas, Makoto despertó en una cama del hospital, con varios pares de ojos posados en ella. Miró a Minato con el ceño fruncido, incapaz de entender qué hacían todos allí.

     —Makoto, menos mal —susurró Rin , utilizando una mascarilla. Makoto miró a su alrededor, confundida. 

     —¿Qué ha pasado? —preguntó la Senju, con voz áspera.

     —Por favor, dejad de atosigar a la paciente —dijo Tsunade, bajándose la mascarilla.

     —Tsunade... —susurró Kakashi, también con una mascarilla encima de su máscara.

     —Debo preguntarle un par de cosas a vuestra compañera. Fuera de aquí, todos —ordenó Tsunade, haciendo que el equipo se marchara de la habitación—. Makoto, ¿qué recuerdas antes de desmayarte?

     —¿Me he desmayado? —preguntó, confundida. Tsunade asintió—. Bueno, nos habían encomendado una misión, quise ir al lavabo para cepillarme los dientes, pero cuando iba a abrir la puerta de mi habitación, empecé a toser mucho... —La rubia asintió.

     —Me he enterado que entrenas con Itachi Uchiha. —Makoto asintió, un tanto temerosa ante la pregunta de su prima. —Precisamente, él, llegó a este hospital en el mismo estado que tú y con los mismos síntomas hace unos meses. —La rubia dejó escapar un suspiro. —Seré clara contigo: creo que te ha contagiado su enfermedad.  

     —¿Qué? —masculló Makoto.

     —Creo que la enfermedad se transmite con fluidos corporales, como la sangre. Al estar entrenando, lo más probable es que haya sido por la sangre de Itachi. —Makoto asintió. —Cuando llegaste aquí, habías perdido mucha sangre, tuviste suerte de que tu equipo te encontrara. Si la enfermedad empeora, serás hospitalizada, pero como aún no tenemos mucha idea de la misma, no podemos hacer demasiado... Es más, quizás la sangre que has perdido puede haber sido rechazada por tu cuerpo... —explicó Tsunade.

     —Entonces, ¿mi equipo estará bien? —La mujer asintió.

     —Sí, no tienes que preocuparte por ellos. Pero lo dicho, no conocemos la enfermedad, así que te quedarás en observación hasta mañana. 

     —Está bien —murmuró la chica. Tsunade abandonó la sala.

 Tsunade abandonó la sala

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ANBU | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora