Capítulo 10: Reconciliación.

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     El equipo Minato se encontraba a la espera de Obito, que, para varirar, volvía a llegar tarde.

     —¿Todos los Uchihas son así de impuntuales? —se preguntó Makoto a sí misma.

     —No, no todos —contestó Minato con una sonrisa en la cara.

     —Podría llegar puntual por una vez en su vida. —Makoto miró al Hatake mientras fruncía el ceño, no podía negar que tenía ganas de atravesarlo con una katana.

     —Eh, tú, Senju —le dijo Kakashi a Makoto—. Sígueme. —Minato y Rin asintieron ante la mirada de la Senju que exclamaba a gritos: «¿Voy o no voy?».

     —Voy —aceptó Makoto. Ambos, en total silencio, se apartaron de sus compañeros unos metros. Si era sincera, la Senju creía que la decapitaría. «Bah, ¿por qué debería estar nerviosa por alguien como él? Debería ser al revés... ¡Que te den, Kakashi!», pensó la chica.

     —Lo siento. —Makoto entreabrió la boca con sorpresa. El mismísimo Kakashi Hatake le había pedido disculpas, ¿los astros se habían alineado? ¿El mundo se iba a acabar? Pero le dio igual, porque ya había obtenido su merecida disculpa.

     —¿Qué? —preguntó la chica mientras parpadeaba ante tal hecho insólito.

     —Lo que has oído, ahora pídeme perdón tú a mí —exigió Kakashi. La Senju frunció el ceño, era demasiado bueno para ser verdad. «Esta debe haber sido su primera vez pidiendo perdón, esto es terriblemente gracioso. Tanto que hace que se me pase el enfado... ¿Era este tu plan, Kakashi?», se preguntó ella.

     —Eso no funciona así, Hatake. —Kakashi miró extrañado a Makoto. —Tú empezaste, yo no tengo que pedir perdón —explicó la chica jocosamente.

     —Claro que tienes que hacerlo. —Kakashi siguió insistiendo. Makoto le miró con pesadez y decidió ser la madura de los dos.

     —Está bien, cederé. —Suspiró al final. —Lo siento, Hatake. —Kakashi asintió. Makoto, en cambio, se limitó a negar con la cabeza.

     —Vamos, Senju. —Kakashi comenzó a caminar en dirección a sus compañeros. Makoto le siguió unos pasos detrás de él. Sin duda, Kakashi no tenían ni un ápice de caballería en todo su cuerpo.

     Después de volver con su equipo, vieron que Obito no había llegado todavía.

     —Venga, Uchiha, aparece ya —dijo Makoto con los ojos cerrados.

     —¿Por qué consentimos que llegue tan tarde? —se preguntó Kakashi a sí mismo.

     —Porque somos tontos —contestó Makoto. Rin la miró con el ceño fruncido.

    —Makoto, no hables así —reprendió la Nohara. La de cabellos plateados negó sutilmente.

    —Pero si es la verdad... Que le dejemos llegar tarde habla peor de nosotros que de él... —murmuró Makoto. Kakashi asintió, aunque no quisera admitirlo, su compañera tenía razón.

     —Mirad, allí está —dijo Minato. Makoto frunció el ceño y negó repetidamente con la cabeza. El Uchiha, que iba sonriendo mientras caminaba, al verla, se sintió tentado a abandonar su marcha.

     —Lo siento —se disculpó Obito mientras se rascaba la nuca—. Me perdí en el sendero de la vida.

     —Me parece que te vas a perder en el sendero de la muerte como sigas así —bromeó Makoto con una sonrisa un tanto tétrica. El Uchiha tragó en seco; la chica le daba miedo.

     —Chicos, parad, hoy tenemos una misión especial. —Todos miraron expectantes al hombre. —Vamos a cuidar un jardín —explicó Minato sonriendo.

     —Oh... —susurró Kakashi, sin demasiados ánimos, para variar.

     —Venga ya —farfulló la de cabellos plateados.

     —¿Es en serio, maestro? —preguntó el Uchiha, bastante decepcionado.

     —¿No se suponía que iba a ser algo especial, maestro? —Rin sonrió un tanto confundida.

     —A eso es a lo que iba, chicos, este no es un jardín cualquiera. —Todos miraron al rubio con expectación.

     —¿Son plantas carnívoras gigantes que nos pueden matar? —preguntó Makoto. Obito se puso delante de ella.

     —¿Esta repleto de minas que nos pueden volar en pedazos? —dijo Obito con unos ánimos renovados. Rin se puso delante de él.

     —¿Son plantas medicinales? —Minato negó ante todas sus preguntas.

     —No, es un jardín especial porque es el de el Hokage. —A la Senju se le escapó una risilla de lo cómica que le parecía la situación.

     —Bueno, adiós, chicos. —Makoto quiso irse pero Obito la agarró de su camiseta.

     —Si nosotros sufrimos, tú también —murmuró Obito.

     —No hay necesidad de que vaya, ya sois muchos... Además, soy una manazas y estoy segura de que acabaría con la vida de muchas flores inocentes —comentó Makoto.

     —¿No fuiste tú la que habló de pertenecer a un equipo? Tienes que demostrarlo ahora, Senju —dijo Kakashi.

     —Eres tremendamente pesado cuando te lo propones, Hatake —masculló ella.

     —Y eso que todavía no me conoces. Ya verás de lo que soy capaz —habló el chico.

     —Pues venga, en marcha. —Minato sonrió al darse cuenta que los dos habían dejado sus diferencias de lado. «Al final, la charla que tuve con Kakashi ha servido para algo. Espero que ambos se lleven mejor a partir de ahora. Makoto, tú también, por favor, cuida de Kakashi. Él también ha sufrido mucho», pensó su maestro mientras comenzaba a caminar.

 Él también ha sufrido mucho», pensó su maestro mientras comenzaba a caminar

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ANBU | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora