Capítulo 4: Prueba.

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     El día había llegado. Makoto no entendía por qué debían hacer una prueba (ya que no la realizó en su anterior equipo), pero se había preparado mentalmente para ella. En un principio quiso no comer, pero si no lo hacía, moriría de hambre antes de llegar al campo de entrenamiento. Se comió un par de mandarinas y decidió que era suficiente, no quería vomitar delante de sus compañeros de quipo.

     Caminó hasta el campo de entrenamiento y, al llegar, solo estabaKakashi; no había rastro ni de Obito ni de Rin. De Obito se lo esperaba, ¿pero de Rin? Se acordó, entonces, de que la chica prometió llegar pronto para animar un poco al equipo. «Se le habrá olvidado», pensó Makoto mientras se sentaba debajo de un árbol. No le hacía demasiada ilusión dar tema de conversación y Kakashi tampoco parecía interesado en hacerlo. La Senju cerró los ojos, queriendo quedarse dormida. De repente, Rin apareció frente a ellos.

     —¡Kakashi! —exclamó Rin, sonriendo. Makoto suspiró para sí misma, prefería el silencio a los gritos, como cualquier persona normal—. ¿Qué tal? —le preguntó al chico, pero no obtuvo respuesta—. Buenos días, Makoto —le dijo mientras se acercaba a ella—. ¿Estás dormida?

     —Hola —dijo Makoto, abriendo los ojos.

     La Nohara rio y se sentó al lado de Kakashi.

     —Obito tarda demasiado... me pregunto cuál será la excusa que ponga esta vez —dijo Rin.

     La Senju intentó conciliar el sueño, pero nada.

     —Hola, chicos. Obito llega otra vez tarde, ¿verdad? —dijo Minato, apareciendo de la nada. Kakashi asintió con notable confusión.

     —Podemos comenzar sin él, no creo que nos sea de demasiada ayuda —comentó él.

     —Hatake, te recuerdo que somos un equipo y Obito forma parte de él, queramos o no —dijo Makoto, cruzándose de brazos.

     —Es verdad... —susurró Rin.

     —Podemos esperarle, todavía hay tiempo —habló Minato, sentándose entre Rin y Makoto—. Kakashi, acércate, y Makoto, no te duermas —le dijo a sus alumnos entre risas.

     —No estaba dormida. —Makoto rodó los ojos. —Estúpido Uchiha, cuando lo coja le quitaré los ojos con un tenedor y me los quedaré —susurró mientras fruncía el ceño.

     —¿Dónde ha quedado el alma caritativa que ha defendido a Obito, Senju? —masculló Kakashi.

     —Me la he comido porque me estoy muriendo de hambre, Hatake —respondió ella de malas formas.

     Al cabo de una larga media hora, Obito se dignó a aparecer.

     —Lo siento, me perdí en el sendero de la vida. —Sonrió Obito. La Senju ni le miró, los Uchihas eran otra especie.

     —Bueno, ya que estamos todos aquí, podemos comenzar la prueba —dijo Minato, poniéndose de pie. Sus alumnos le imitaron—. La prueba consiste en quitarme estos cascabeles —zarandeó los cascabeles, que colgaban de cordones rojos—, para poder pasar deberéis tener uno cada uno.

     —Pero, maestro, somos cuatro y solo hay tres cascabeles —dijo rin, notablemente  preocupada.

     —Eso es por que uno de vosotros quedará eliminado —habló Makoto con el ceño fruncido. Minato sonrió.

     —Me alegra ver que lo has pillado rápido, ¿o os pensábais que seríamos un equipo de cinco personas para siempre? —comentó el rubio—. Bueno, a lo que vamos, están permitidos jutsus y armas ninjas, y tenéis hasta el alba para conseguir quitármelos. —Todos asintieron. —Bien, a la de una, a la de dos, a la de tres. —Minato desapareció.

ANBU | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora