Capítulo 17: Pelo.

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     El cabello de Makoto siempre había sido una parte esencial de sí misma. No importaba cuán molesto fuese, siempre le había tenido especial apego a su pelo largo. Su madre parecía haber sido quien le inculcó ese cariño, ya que a ella le encantaba cepillarlo, quizá por eso la niña lo seguía llevando así, porque le recordaba a su progenitora. Nunca se le habría ocurrido cortárselo, incluso si llegaba a obstaculizar en misiones.

     Si su madre hubiera estado allí, seguramente hubiese montado algún espectáculo para evitar que su hija tocase su cabello. Pero Makoto lo veía necesario, necesitaba quitarse el peso de llevar a su madre siempre consigo, aunque fuese inconscientemente. Cortar su pelo no solo significaba un cambio de aspecto, sino una despedida, un adiós a su madre, a la cual debió dejar ir mucho tiempo atrás.

     Cogió las tijeras, tremendamente nerviosa. Si era sincera, el cambio de imagen era lo que menos le importaba, pero tenía miedo de que, si hacía eso, acabaría por olvidar a su madre en cierta medida. Ya estaba olvidando su voz, su cara cuando se enfadaba y acabaría por no recordar las noches que pasaba desenredándole el pelo.

     Cortó el pelo por encima de sus hombros, sin dejarse flequillo ni nada que pudiese entorpecerla en la batalla. El corte no había sido para nada recto, pero no le importaba en absoluto. Miró los mechones en el suelo y sonrió, estaba tan contenta de haber sido capaz de hacerlo que no pudo evitar enorgullecerse.

     —No sé, creo que me gusta, me gusta como me queda, me gusta en lo que me he convertido —susurró ella. El corte quedaba mucho mejor con su nuevo rango ninja.

     Cogió la escoba y el recogedor y barrió el suelo, tirando su pelo en la basura al acabar. Se puso una camiseta de cuello alto y unos pantalones negros anchos y, encima, su chaleco ninja. Quedaba poco para tener que ir a entrenar con su equipo, aunque no le apetecía demasiado si era sincera.

     Se preguntó sobre lo que pensaría su equipo de su nuevo peinado, quizás siquiera se darían cuenta. Makoto tenía ganas de estrenar la comodidad de su nuevo corte.

     Miró el reloj y vio que ya era hora de salir de casa, corrió por la aldea hasta llegar al campo de entrenamiento número cinco. Cuando llegó, solo estaba Rin, que entreabrió la boca sutilmente al verla.

     —¿Ma-Makoto? —susurró Rin, que fue la primera en ver su nuevo aspecto—. ¿Qué te has hecho en el pelo? —La Senju se encogió de hombros.

     —Supongo que quería cambiar —contestó ella, Rin asintió—. ¿Te gusta?

     —Te queda muy bien —respondió Rin. A cambio, Makoto la sonrió dulcemente—. Tu pelo se ve más bonito y brillante. —Sonrió. —Lo tienes solo un poco más largo que yo. Ya verás como no se te enreda tanto, y es muy fácil de cuidar.

     —Nunca he cuidado mucho mi pelo, se me hace muy pesado —dijo la Senju, provocando que Rin riera.

     —Me lo esperaba, deberías empezar a hacerlo, podría recomendarte una marca muy buena de champú... —murmuró la Nohara.

     Ambas vieron como Kakashi se acercaba, a paso lento, cuando posó su vista en la Senju, entrecerró los ojos un poco, no la habría reconocido de espaldas ni de broma. Makoto le miró y sonrió ampliamente, él no pudo evitar sonrojarse. Si bien nunca había pensado en ninguna compañera de forma romántica, Makoto se le hacía extremadamente bella. En situaciones como aquella, daba gracias por llevar una máscara.

     —¡Kakashi, mira el pelo de Makoto! —exclamó la Nohara—. ¿A que está muy guapa?

     —Estás diferente —le dijo el Hatake a Makoto. Ella asintió—. Me gusta —susurró.

     —Oh, me alegro, supongo —murmuró la chica.

     Los tres se sentaron en el prado y Rin se dedicó a ponerle flores al pelo de la chica, mientras le contaba cómo mantener el brillo natural de su pelo y evitar que se le engrasara fácilmente. Kakashi, por su parte, las miraba desde lejos, no sabía por qué había comenzado a interesarse en la Senju de repente, e intentó poner en orden sus ideas.

     Minato llegó, y, al ver a la Senju, sonrió ampliamente.

     —¡Makoto! —exclamó el hombre al llegar a su lado—. ¿Te has cortado tú el pelo?

     —Sí, creo que se nota —comentó ella con cierta sorna.

     —Un poco, si soy sincero. —Rio.

 —Rio

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ANBU | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora