07: Lechuga y Tomate.

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Hace dos años.

Siempre he sido un buen alumno, por lo que haber ganado esa beca no me sorprendió.

Lo que me sorprendió fue que debía dejar mi hogar en Sapporo y moverme a Osaka. 

La distancia era muy grande y yo sólo tenía doce años.

Pero era un niño prodigio como me apodaban mis padres y la tentación de la beca muy grande.

No teníamos problemas económicos. Eramos una familia feliz de seis integrantes, yo era el mayor de cuatros hermanos. Pero el gobierno me ofrecía pagar mi educación y mis necesidades hasta mi graduación.

Era una oportunidad demasiado buena como para dejarla pasar.

—Me iré a Osaka, padres.—Sentencié.

Mi madre derramó lágrimas, pero lo entendió.

—Estás hecho todo un hombre.—Dijo mi padre.

Así decidí comenzar una nueva vida. Aunque a mis doce años, no sabía lo que era vivir.

—No te vayas, Onii.—Suplicó mi hermana melliza. Ella no tuvo el promedio necesario para la beca.

—Será lo mejor para todos, Onee. Volveré en seis años y todos estaremos juntos.

Sonreí y me despedí de ella. Abracé a mamá y papá. Y pellizqué las mejillas de los pequeños gemelos de dos años.

Dando un suspiro final, dejé atrás Sapporo y subí al avión con destino a Osaka.

(...)

Se supone que al llegar al aeropuerto me debía ir a buscar el agente del gobierno al que fui destinado.

Pero nunca apareció. Ahí comenzó mi primer desafío.

Llegar a casa.

Tomé un taxi, dos buses, caminé y pedí indicaciones. Pero lo logré, llegué al departamento.

Subí por las escaleras y golpeé la puerta número 31, una señora de traje elegante me abrió.

—Felicidades, jovencito.—Dijo ella y el resto de hombres presentes.

No sabía que ocurría.

—Mi nombre es Iroha, soy la agente del gobierno al que fuiste destinado. Y perdón por no irte a buscar, pero de eso trataba la beca, necesitamos niños que sean autosuficientes.

Me fijé en la niña de cabello verde que se hallaba al fondo de la habitación.

—Por eso el reto, si eres capaz de moverte por la ciudad sin necesidad de un adulto, podrás ser capaz de valerte por ti mismo.—Iroha se giró y le dijo a la niña que se acércase.—Ella es Gumi, será tu compañera de hogar.  Ustedes dos, ahora son como hermanos, así que deben protegerse entre sí. ¿Okey?

Asentimos.

—Pues es todo, no se preocupen del dinero que cada mes llegará a una cuenta que les hicimos en el banco. Nos retiramos, buena tarde.

Así fue como conocí a la lechuga, como le decía por su pelo.

La historia del tomate es otra.

Llevábamos un mes en la nueva escuela cuando nos dimos cuenta del solitario chico del fondo de la sala.

Gumi siempre fue la más amigable, así que un día se acercó y le dijo.

—¡Hey, niño solo! A nadie le gusta la soledad, por eso te preguntaré si quieres ser nuestro amigo.

El chico la miró como si estuviese viendo a un fantasma.

—C-claro.

Así nos hicimos amigos de Fukase. Fue una historia bastante rara.

Al parecer nadie se juntaba con él por las cicatrices que tenía en la parte izquierda de su cara. Pero nosotros lo acogimos y lo protegimos.

La vida en Osaka al principio no era fácil. Los molestosos sobraban.

Tuve que comenzar a correr de los bravucones, en especial de Akaito y su grupo.

¿Pero, quién se imaginaría que Akaito provocaría que conociese al amor de mi vida?

En su intento de violación (algo estúpido ahora que lo pienso) un ángel vino a salvarme.

En ese momento conocí a mi Miku-Senpai.

Agradezco haber aceptado esa beca.

¡Les traigo relleno mal hecho!

Esa es la explicación de porqué Len y Gumi viven juntos y como conocieron a Fukase.

Sin más que decir, adiós.

3/6/18

¡Miku-Senpai!┆LenKuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora