Odio a Gumi.
La odio, porque me dejó plantado en la escuela.
Se supone que iba a buscar unas cosas y volvía para poder irnos a casa, pero no ha vuelto.
Mi teléfono sonó.
—¿Dónde rayos estás, Gumi?—Pregunté.
—Eh, Len, me voy a ir con Luka, eso, adiós.
La odio.
Tomé mi mochila y comencé a caminar por los árboles de cerezo.
Giré mi vista y ahí la vi.
El cabello aquamarino se revolvía con el viento y algunos pétalos afortunados quedaban prendados en su uniforme.
Me detuve a verla.
Dios, ¿Cómo puede existir tanta belleza?
—Hola, Kagamine.—Me saludó.
¡Me saludó! ¿¡Ahora qué hago!?
Que no note tu nerviosismo Len.
—¡Ho-hola, Mi-miku-Senpa-pai!
¡Bien objetivo logrado!
—¿Qué haces acá?—Cuestionó.—La hora de salida ya pasó ¿Estás en algún club?
—Sí.—Respondí.—Pero hoy no toca, fueron otras razones por las que me quedé hasta tarde.
Maldita Gumi.
Miku-Senpai señaló una banca cercana, al parecer quiere hablar.
Len, no lo arruines.
—¿En qué club estás?
—Literatura.
—Oh, entonces eres bueno escribiendo textos.
—Sí... No, no soy tan bueno, la verdad. Hay mejores escritores, debería ver los textos que escribe Luka-San.
—No te creeré, seguramente eres muy bueno y no quieres admitirlo.—Ella estuvo pensativa un momento.—Escríbeme un poema.
Oh no.
La poesía se me da fatal.
—Sí, le escribiré un poema.
—Genial, entrégamelo cuando quieras, ahora me marcho, adiós.
Vi su figura desaparecer en el horizonte.
Yo caminé hasta mi casa. Nunca dejé de pensar en el poema.
¿Cómo puedo escribir en palabras la belleza?
Creo que me suicidaré.
Me lancé a mi cama y abracé mi almohada.
Miku-Senpai...
Pensé en ella.
En sus ojos azules, sus labios rosados, su cabello celeste...
¡Lo tengo!
Saqué un papel y comencé a escribir con la mejor letra posible.
(...)
—¿Qué te ocurre?—Me preguntó Fukase.—Estás demasiado nervioso.
—Miku-Senpai me pidió que le escribiera un poema. Y se lo entregaré a la salida.
—¿Un poema? Pero si tú confundiste a Pablo Neruda con Maluma.
—Ambos escriben sobre amor ¿No?—Justifiqué.—Pero eso da igual, escribí un poema y se lo entregaré ¡Ahora!
El timbre sonó en ese momento.
Ha llegado mi hora.
Me despedí de mis amigos y corrí a la banca donde estuvimos ayer.
Ahí me senté a esperar a Miku-Senpai.
Venía caminando con Yuma y Flower.
Eh, mejor no se lo entrego...
No, Len, no te acobardes.
Tomé aire y me acerqué a ella.
—Miku-Senpai, ¿Podría hablar un segundo con usted?
—No, no puedes mocoso.—Respondió Yuma.
—Ha sido un día muy agotador para el último año escolar, niño.—Habló Flower.—Miku debe descansar.
—No estoy cansada la verdad, así que vamos, Len, adiós, chicos.
La aquamarina comenzó a caminar. Yo veía como Yuma echaba maldiciones al aire.
Me giré y le saqué la lengua.
—¿De qué quieres hablar?
Saqué de mi bolsillo el papel con el poema.
—¡Tenga!—Cerré los ojos deseando que tomara la hoja.—Es el poema. No es muy bueno la verdad, no, es horrible, asqueroso, quémelo, le escribiré otro mejor.
—Ja ja ja.—Rió dulcemente.—No te preocupes, Len. Está hermoso, lo único raro son las comparaciones.
Levanté los hombros en señal de duda.
—Me colocas como una diosa.
—Usted es como una diosa, igual a una en gracia y belleza.
Un leve sonrojo apareció en sus mejillas.
—Viendo que comparas mi piel con la luna, creo que yo podría compararte con el sol.
—¿Por qué con el sol?
—Tu cabello es tan dorado y brillante como el sol.—Dijo mirando mi cabellera.—Me encanta tu pelo.
Adoro que me halague.
—¿Cómo te dicen tus amigos?—Cuestionó.
—Eh, Len, limón, Kagamine...
—Sol.—Me interrumpió.—A partir de ahora serás mi pequeño sol.
Sin entender asentí.
—Ya es hora de que me vaya, adiós, pequeño sol.
—Adiós, Miku-Senpai.
Vi como se alejaba.
La amo demasiado.
•
se viene, prepárense para lo bueno.
22/07/18.
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¡Miku-Senpai!┆LenKu
Fanfic"Donde Len es el fan número uno de su senpai Hatsune Miku". Después de haber sido salvado por Miku de unos molestosos, Len, un joven escolar, queda enganchado con ella, pero este joven no lo disimulará, no, él le gritará al mundo su amor hacia su Mi...