34: Verde y Azul.

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Desperté y lo primero que sentí fue a alguien abrazándome. Cuidadosamente me di la vuelta, Miku-Senpai seguía durmiendo.

Sonreí. Se veía tan relajada y hermosa, que mi corazón latía muy fuerte al verla, latía tan, tan, tan fuerte que temí que en algún momento Miku se despertara por el ruido.

Oh, Dios, estoy tan enamorado de ella.

Me fijé en su piel blanca, tan lisa y suave, en sus labios de color rosado, que eran tentadores de besar y en sus pestañas de color celeste. Bella.

Frunció el ceño y se remeció, para después abrir los ojos.

—Buenos días, pequeño sol.—Habló y sonrió, pero al instante borró la sonrisa.—Len, tienes los ojos rojos, ¿Te molestan o te pican?

Habíamos dormido juntos, porque ella se quedó a dormir en mi casa, además ayer llegué tan agotado mentalmente que no tuve oportunidad de... Oh, ahora que siento la molestia, sé debería haberlos quitado.

—No, Miku-Senpai, estoy bien.—Mentí.

La molestia ocular era demasiada.

—Deja verte el ojo.—Insistió.

—No, no es necesario.

Miku se lanzó a mí.

—¡Deja revisarte!

—¡No! ¡No quiero!

Corrí a la sala de estar, ahí la aquamarina se abalanzó contra mí y nos enfrascamos en una lucha.

—Oigan, ¿Podrían, por favor, hacer sus actos de apareamiento en silencio?—Nos consultó Gumi.

Había olvidado que vivíamos juntos.

Me levanté y me excusé.

—¡N-no es lo que crees!

Traicionándome, Miku me atacó por la espalda. Con su izquierda bloqueó mis ambos brazos y con la otra revisó mi ojo.

—Pareciera que tienes herido el ojo, aunque ahora que lo veo bien... Tu iris parece falso, Len.—Con cuidado, ella retiró mis lentes de contacto, por instinto cerré los ojos.

—Oh no.—Dijo Gumi mirando desde una esquina.

—Nunca me dijiste que usabas lentes de contacto.—Habló.—¿Tienes algún problema de visión?

—No.—Habló la peliverde.

Tanteé el terreno con los pies para no caerme.

—Entonces...

—Deberías revelárselo, Len.

—¡Pero se espantará!

Apreté los puños. Temía que Miku me dejara si veía mi defecto.

—Len, eres lo más hermoso del universo. Nunca podría espantarme algo tuyo, así que, por favor, muéstrame tus ojos.

—Y-yo... Está bien.

Abrí los ojos.

La mirada sorprendida de Miku me recibió.

—¡Mi Len tiene heterocromía!

Tomó mi rostro de las mejillas y besó mi frente.

—¿N-no te molestan mis ojos?

—¡Claro que no, pequeño sol!—Exclamó molesta.—Tus ojos son los más hermosos que he visto. No sé el porqué los ocultabas con aquellas lentillas.

—Pues... Hay gente que piensa que es un fallo el tener un ojo de cada color. Y cuando llegué aquí no quería involucrarme en problemas, así que encontré la solución de usar lentillas.—Confesé.

Yo, Len Kagamine, sufro heterocromía, o sea que mis ojos son de colores diferentes. Y para que no me molestaran por mis ojos usé lentes de contacto de color verde.

—A decir verdad, se me hizo tan normal vivir con lentes que a veces olvidaba que ésos no eran mis ojos reales. Creo que no veo mi color natural hace un par de años.—Hablé y me acerqué a un espejo.

Quedé impactado al volver a verme de ésa forma. Un ojo azul y otro verde.

—Mírate bien, Len. El que ves en el espejo eres tú, y ése es el tú que yo amo.

Y como siempre, Miku-Senpai provocaba que una sonrisa apareciera en mi rostro.

Aunque no lo crean el hecho de que Len tuviese heterocromía estaba planeado desde un inicio. En algunos capítulos hay pistas de éso.

Saben, creo que en quince capítulos, más o menos, Miku-Senpai se acaba.

¡Así que disfruten!

21/12/18

¡Miku-Senpai!┆LenKuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora