¡Miku-Senpai!┆LenKu

49: Promesas.

Hace un tiempo atrás yo había sentido una presión en el pecho. Un sentimiento que me advertía que algo malo sucedería. Todo estaba saliendo demasiado bien. Teníamos tanto en contra y fácilmente ganábamos. Mis preocupaciones estaban fundamentadas.

Para empezar, Miku-Senpai era parte de una máfia, no, aún peor, era la hermana de el líder mafioso más grande de Osaka. Y si bien Kaito me ha dicho en varias ocasiones que la aquamarina está totalmente segura, no debo dejar de preocuparme.

Además Yuma está de lo más sospechoso últimamente. Y oí que Flower andaba metida en peleas de pandillas.

Y como cereza del pastel, la llegada de Rin, quien odia a Miku sin ninguna razón.

Es como si el mundo no nos quisiera juntos.

Quiero proteger a Miku-Senpai, pero no puedo hacer mucho, sólo soy un muchacho de 15 años.

Sentí como alguien me abrazaba por atrás.

—Hey, pequeño sol.—Me habló mi novia. Estábamos en mi casa. Ella había estado durmiendo una pequeña siesta. Los exámenes finales la agotaban un montón. ¿Finales, eh? Pronto se graduará y se volverá una adulta. Sólo otra preocupación más.—Te ves preocupado, ¿Qué ocurre?

—Tengo un mal presentimiento, Miku-Senpai.—Confesé.—Temo que algo malo pueda ocurrirte. Desearía ser fuerte y grande para protegerte.

Su cuerpo se separó del mío, después de eso me obligó a darme la vuelta y mirarla.

—No digas eso, Kagamine.—Habló seriamente, su mirada estaba fija a la mía.—No necesito que me protejan, por eso estoy contigo.

...¿Me está llamando débil?

—No me malentiendas, niño dorado, es sólo que toda mi vida me han entrenado para poder defenderme, pero de todas formas soy sobreprotegida a morir. Y el hecho de que tú no me trates como a una muñeca de porcelana me hace sentir bien, tal como una chica normal. Yo soy la que quiere protegerte a ti, Len.

Juntó sus labios con los míos en un beso suave y lleno de sentimientos. Ambos teníamos miedo de perder al otro.

—Dame el placer de protegerte y cuidar de ti.

—Hazlo, Miku-Senpai, protégeme con todas tus fuerzas.

Me arrepiento de esas palabras.

(...)

El mundo se detuvo. No oía voces, las imágenes no se enfocaban, no era capaz de distinguir otro color que no fuese el rojo de la sangre que escapaba de aquella herida en el cuerpo de Miku-Senpai.

Robóticamente me moví, atrapándola antes de que se golpeara con el suelo. Estaba débil, sus ojos comenzaban a desenfocarse.

—¿Qué hiciste, Yuma?—Preguntó Flower.

—Y-yo, no lo sé.—Respondió y soltó el cuchillo.—No lo sé, no lo sé.—Repitió una y otra vez.

—Miku.—Luka se arrodilló al lado de la aquamarina.—Miku, dime algo, por favor.

Rompió su chaqueta y con el trozo de tela comenzó a hacer presión en la herida. Salía mucha sangre, mucha. El cuerpo del ángel se teñía. Sus cabellos celestes caían en la tentación pintándose rojos.

—Kagamine.—Dijo.—Niño dorado, Len, pequeño sol.

Le costaba hablar, pero repetía todos mis apodos. Como si fuesen sus últimas palabras.

No, no lo dejaré.

—¡No te atrevas a lamentar lo sucedido!—Le grité a Yuma, quien seguía perplejo.—Eres el villano, Yuma. ¡Has logrado lo que querías! ¡Anda, ríe, búrlate!